El gobierno cristinista debe cambiar, pero ¿quiere cambiar?

El gobierno de se debate entre el cambio y la continuidad. En su reasunción, se vio a la Presidenta urgida por modificar el semblante de una administración que http://www.lanacion.com.ar/1639892-cambiar-para-que-nada-cambieeconómica cada vez más complicada y por suplir el desapego que ha sufrido de buena parte de la sociedad, que apostó por un cambio en las urnas.En su curiosa dualidad, para recrear expectativas en quienes le negaron el voto sin descuidar su frente interno, Cristina Kirchner pareció sugerirles a unos que algo va a cambiar y a otros, que nada ha cambiado. http://www.lanacion.com.ar/1640504-sin-moreno-y-con-capitanich-nada-sera-igual-al-pasadoa la Jefatura de Gabinete fueron señales para los primeros; también su expresión "no tenemos anteojeras". El ascenso de Axel Kicillof al Ministerio de Economía y la frase sobre la necesidad de "profundizar el modelo", al igual que sus discursos desde los balcones internos de la Casa Rosada, escoltada por jóvenes militantes que parecían salidos de un cuidado casting, y la aparición estelar de Simón, el perrito chavista, fueron mensajes para los segundos.El filósofo Santiago Kovadloff explica esa dualidad como un clásico recurso peronista para recuperar hegemonía, similar a la posición adoptada por Juan Domingo Perón en 1973, que abrazaba con su brazo izquierdo a Mario Firmenich y con su brazo derecho a Ricardo Balbín.De lo que no hay dudas es de que la Presidenta seguirá siendo la garante del relato oficial.Nadie puede descartar que no surjan diferencias entre dos funcionarios que definitivamente no tienen una misma concepción económica como Capitanich y Kicillof. Pero sorprendió hasta ahora el elevado grado de sintonía que exhibieron ambos en sus respectivos discursos ante la prensa. Llamativamente, los dos recurrieron a los mismos eufemismos, como cuando eligieron hablar de "variaciones de precios" en lugar de mencionar la palabra "inflación". Y hasta Capitanich se negó a admitir la existencia de un cepo cambiario, expresión que asoció con oscuros intereses corporativos. Como si, en lugar de hablarle a la sociedad, se estuviera dirigiendo a una presidenta muy poco dispuesta a reconocer errores.Una hipótesis, difundida en estas horas por dirigentes vinculados al macrismo, como el director de Reforma Política del gobierno porteño, Marcelo Bermolén, señala que aunque muchos no se hayan dado cuenta, Cristina Kirchner renunció a su cargo, más allá de conservar las formalidades de sus atributos, y se...

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