Cristina Kirchner, en el reino del desequilibrio

En economía, el precio del equilibrio es aquel en que la oferta y la demanda se igualan. Si el vendedor cobra más caro, los consumidores compran menos cantidades. Si alguien obliga a fijar un precio por debajo del de equilibrio, caerán las cantidades ofertadas y habrá desabastecimiento o exceso de demanda. Algo así como decir que el agua moja. En la Argentina de hoy, hacerle entender esto al Gobierno es casi tan duro como lo fue para Galileo difundir su acertada teoría de que era la Tierra la que se movía en torno al Sol y no a la inversa.¿Dónde hay desequilibrios? Más bien habría que preguntar dónde no los hay. La situación es la consecuencia de lo que un empresario local describe como "concepción K de la economía". Afirma que, para el kirchnerismo, "el sector privado no es dueño de nada, sino concesionario de negocios que el Gobierno graciosamente otorga, en las condiciones que le parece, y, cuando quiere, arbitrariamente quita".El tema de estos días es el del pan. El Gobierno quiso controlar los precios del trigo y lo hizo. Toda clase de intervenciones para "cuidar la mesa de los argentinos", que está ahora a punto de quedarse sin pan. ¿No es negocio el trigo? No se siembra. Las áreas sembradas son de las más bajas de la historia argentina desde hace años. El resultado está a la vista de todos, menos de Cristina Kirchner, Guillermo Moreno y "Pimpi" Colombo, que no quieren ver que sus políticas son el problema, no la solución.El Gobierno ha querido tocar, desequilibrar todos los precios para "hacer justicia redistributiva". Entonces, para cuidar la industria hay que tener ropa, calzados y electrónicos mucho más caros que los valores internacionales. Y comida mucho más barata.El resultado es que en localidades de frontera los extranjeros se cruzan para comprar aceite y harina a manos llenas y los argentinos hacen lo propio para vestirse, calzarse y equipar la casa.El problema es que el dólar está demasiado barato. Entonces la demanda supera a la oferta.El Estado es el gran beneficiario de esta política parecida a la que llevó a la ruinosa "plata dulce" de Martínez de Hoz. El Gobierno consigue dólares baratos para pagar las colosales importaciones de energía. Porque, como mantiene hace una década precios por debajo de los de equilibrio, la demanda supera a la oferta.También consigue dólares baratos para...

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