Cristina, entre enemigos y deseos

El reciente mensaje de en Brasilia contra los fondos buitre, además de malestar en los mercados, provocó el efecto que tanto ansía el Gobierno: confundir al enemigo, que para el kirchnerismo no es otro que los holdouts.Las palabras de la Presidenta resumen una fuerte contradicción. Cristina niega que la Argentina vaya a , pero coquetea con él, y es consciente de eso.Cristina Kirchner señaló que "la Argentina no va a entrar en default porque va a pagar su deuda, como ya lo hizo", pero al mismo tiempo anunció que la única solución que se ofrecerá a los holdouts beneficiarios de los fallos de la justicia de los Estados Unidos será ingresar al canje de deuda al que adhirió el 92 por ciento de los acreedores.La pregunta que muchos se hacen es si existe una estrategia del Gobierno consistente en coquetear con el default en público y mostrarse dialoguista en privado.Se preguntan también si las intervenciones de Axel Kicillof y de la Presidenta en las reuniones del G-77 más China y de los Brics son teatralizaciones para asustar al enemigo y forzarlo a negociar en peores condiciones, o si se trata de una estrategia que, con la acumulación de apoyos internacionales, termine en una gran rebelión contra los jueces estadounidenses.Quienes se inclinan por la alternativa de un acuerdo negociado creen que el kirchnerismo optó en los últimos meses por indemnizar a Repsol y arreglar después de años la deuda con el Club de París y con empresas que habían demandado al...

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