Cristina y Bonadio, según pasan los años

Cristina Kirchner está enardecida con Claudio Bonadio. Le molesta que la investigue porque, cree, en esa inquisición hay una tirria personal. Tampoco le gusta que el fiscal Guillermo Marijuan se muestre severo con Lázaro Báez. Estos disgustos vuelven a demostrar que las valoraciones de la ex presidenta pueden ser flexibles como un junco.

En 2011, cuando Bonadio sobreseyó por su llamativo enriquecimiento a sus secretarios privados, sin que Marijuan apelara esa absolución, ella no abrió la boca. En cambio, en 2002, como senadora, se quejó de que Bonadio fuera misericordioso. El juez tenía en la picota a un oscuro operador del submundo financiero, sospechado de traficar coimas. La señora de Kirchner pedía que Bonadio imitara al...

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