Otro DT en crisis, un mal que se repite en el Ciclón

Primero, hay que hacer un poco de memoria. No demasiado. Apenas un puñado de meses atrás: octubre del año pasado. San Lorenzo se había salvado del descenso y Ricardo Caruso Lombardi, su conductor, había generado amores y odios en el universo azulgrana. Los hinchas, los dirigentes y, en menor medida, los jugadores, preferían verlo lejos, cumplida la misión de mantenerse. Se exigió su salida, en una convulsionada y mediática noche, horas después de una reunión con Juan Antonio Pizzi, como posible sucesor. El ex conductor de Rosario Central, la verdad, no había provocado un entusiasmo mayúsculo, por lo que se selló la salida de Caruso, pero al mismo tiempo, éste debía dirigir la práctica del día después. Un caso insólito. Así fue. Con la presión del error a cuestas, se tomó una decisión rápida, sin el convencimiento exclusivo, apenas (o nada menos, en realidad) con el OK de Marcelo Tinelli, el vicepresidente. Así, un par de días después, se presentó Pizzi, con una propuesta diferente: el equipo iba a pasar de defenderse a atacar. Después de un aceptable final del torneo Inicial, se construyó un flojísimo torneo Final, con tropiezos internos en el medio, que influyen en la actualidad del afable entrenador: está señalado, horas después del 1-4 con Racing y horas antes del choque ante Arsenal.¿El problema es Pizzi o San Lorenzo? Pizzi se equivocó bastante: echó al uruguayo Aguiar, por una indisciplina, pero ese episodio influyó, en forma negativa, en los jugadores y en los dirigentes. Suele discutir con el pibe Alan Ruiz, un chico habilidoso y complejo. Y...

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