Criminalidad femenina

AutorMiriam T. González Ibarra
González Ibarra, Criminalidad femenina
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Criminalidad femenina*
Un enfoque a las características de las progenitoras
de la humanidad cuando deciden delinquir
Por Miriam T. González Ibarra
1. Introducción
Con frecuencia, al escuchar comentarios, relatos o charlas acerca de una mujer
delincuente, surge de inmediato la imagen de una persona agresiva y malvada. La
mayoría de las veces esta mujer dista mucho de ser así. En muchas oportunidades
se trata de una persona común y corriente a quien las circunstancias personales y
familiares pero sobre todo, socioeconómicas, propiciaron y estimularon para llevar a
cabo actos al margen de la ley.
Una vez que estas mujeres inician sus prácticas delictivas, les resulta muy difí-
cil abandonarlas, hasta el grado de que su detención les resulta un alivio pues pone
freno obligado a su caótica vida, a su tendencia a la promiscuidad y a su inclinación
hacia las conductas más dañinas.
En el presente, expondré una serie de características que presentan la mayoría
de la delincuencia desarrollada por mujeres. Es preciso conocer lo que las impulsa,
ordena o estimula para caer en el fatal acto de delinquir, se analizan sus posibles
causas, el entorno donde comienzan a delinquir, el cual es en casa y con sus pro-
pios hijos, características generales y particulares de algunas de ellas y, finalmente,
los trastornos que las afectan.
2. Criminalidad femenina
La sociedad se compone de una serie de grupos sociales, dentro de los cuales,
es imprescindible la presencia de la mujer. Es trascendente en la vida de cada uno
de los seres humanos, pues no sólo que desde la concepción estamos cerca sino
que dependemos de una de ellas.
Dentro de la misma sociedad existen conductas antisociales, y algunas de ellas
tienen como protagonistas al género femenino. Sin embargo no es mucha la diferen-
cia con respecto a las conductas que realiza una persona del sexo masculino la que
reside en la forma en que lo efectúan, pues es la personalidad femenina la que defi-
ne y contrasta las conductas.
Existen algunas vertientes que nos ayudarán a conocer ante qué tipo de perso-
nalidad nos enfrentamos.
* Extraído del artículo publicado en la revista electrónica “Archivos de Criminología, Criminalís-
tica y Seguridad Privada”, México, editada por la Sociedad Mexicana de Criminología Capítulo Nuevo
León A.C. (www.somecrimnl.es.tl). Bibliografía recomendada.
González Ibarra, Criminalidad femenina
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a) Personalidad social
Es la que se adapta a las normas más comunes de convivencia y desarrollo, no
destruye a la sociedad. La mayoría de las conductas son así, las que buscan llevar a
cabo relaciones de interacción.
b) Personalidad desviada
Dentro de este tipo de personalidad se pueden encontrar diversas conductas.
Algunas de ellas son las que carecen de contenido social, no tienen relación con las
normas de convivencia, se aíslan; por ejemplo, el que no convive con su familia, no
tiene amigos, etcétera. Esto es contrario a lo que los seres humanos deben apren-
der, o sea a vivir juntos en una forma de unión. Es la no aceptación de los valores
adoptados por la colectividad, pero es importante señalar que aunque a veces no se
acepten las normas, hay quienes las respetan.
c) Personalidad antisocial
La característica esencial de la personalidad antisocial es un comportamiento
general de desprecio y violación a los derechos de los demás, comúnmente comien-
za en la infancia o el principio de la adolescencia y continúa en la edad adulta. La
personalidad antisocial también ha sido denominada “psicopatía, sociopatía o trastor-
no antisocial de la personalidad”; en general, es todo comportamiento que va contra
el orden social, destruye.
Como lo señalaba Rafael Garófalo, muestra indiferencia y falta de remordimien-
tos al causar un daño, o no da explicación alguna ni enmiendan a nadie por su com-
portamiento, no hay sentimientos de empatía o de respeto o como él los llamaba,
“sentimientos de probidad y de piedad”.
Es importante apoyarse en psicólogos que a la vez conozcan de criminología,
pues así se le dará un enfoque criminológico adecuado; desafortunadamente son
pocos, pero para sustentar el desarrollo del tema se recurre a la doctora Hilda Mar-
chiori que ha realizado estudios clínicos penitenciarios en las cárceles de Argentina
y de México; así, señala algunas de las características de la personalidad antisocial,
a saber:
1) Presenta una marcada inestabilidad en todas sus conductas que proyecta,
una personalidad con una grave conflictiva que se traduce, especialmente, en la re-
lación interpersonal agresiva y autodestructiva.
2) Presenta dificultades en el pensamiento, en especial en relación con un pen-
samiento lógico debido a que se mueve en un plano bastante inmaduro e infantil.
3) El juicio está en desconexión con la realidad y esto posibilita las fantasías y
ansiedades persecutorias. Las características están dadas por la permanente hosti-
lidad y los juicios que hace están en función de esa hostilidad.
4) La comunicación es inestable y predomina un contenido verbal sádico e in-
fantil, tiende a una manipulación y burla de las personas. El lenguaje, por lo general,
es autoritario.

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