El crimen de Fernando Báez Sosa: las peleas en Zárate fueron claves para establecer las penas de perpetuas para el 'clan criminal'

Los condenados por el asesinato

La diversión nocturna era pelear. O mejor, pegar. Desde el mismo momento del arresto en una casa alquilada en Villa Gesell, empezó a conocerse la repetición de agresiones que habían transformado a un grupo de jóvenes en el terror de los boliches de Zárate. Siempre se encontraba alguna excusa. Una mirada fuera de lugar, un vaso que derrama alcohol, un simple pisotón al pasar entre la muchedumbre, cualquier detonante provocaba una explosión de agresividad. Así lo recordaron quienes fueron víctimas de la patota en Zárate. Y esa reiterada actitud de bravucones finalmente los llevó a la cárcel. A prisión perpetua en cinco casos. A 15 largos años, en otro tres. Esos puñetazos y patadas dados en su ciudad natal repercutieron en el tribunal de Dolores. Fue esa experiencia en grescas callejeras el factor más importante con el que la jueza María Claudia Castro fundamentó la premeditación en el homicidio de Fernando Báez Sosa.

"No solo eran amigos, sino que no fue la primera vez que se organizaban para pelear", definió en la sentencia la magistrada que redactó el voto que fue compartido por sus colegas Christian Rabaia y Emiliano Lazzari.

Los jueces María...

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