Creciente autoritarismo kirchnerista

Desde su llegada al poder, primero provincial y luego nacional, el kirchnerismo dio muestras de rechazar los principios de un gobierno limitado, considerando que el monopolio de la fuerza que le fue delegado, podía ser utilizado a su antojo.Para el kirchnerismo, no existe un gobierno limitado subordinado a la división de poderes, sino un poder ilimitado que, supuestamente, se fundamenta en los votos obtenidos. Algo que equivale al aniquilamiento de los principios republicanos.Tener una mayoría circunstancial de votos es para el sector gobernante sinónimo de poder absoluto. Basta recordar que cuando la actual presidenta decidió enviar al Congreso el proyecto de ley de las retenciones móviles, sobre la base de la resolución 125, argumentó que a pesar de haber obtenido la mayoría de los votos en las elecciones de 2007 igual estaba dispuesta a enfrentar el debate en el Congreso, que, finalmente, rechazó el proyecto del Ejecutivo. El dato relevante es que la primera mandataria consideró que enviar un proyecto de ley era una concesión cuasi monárquica, que graciosamente ella le otorgaba a la sociedad.Más curioso todavía es que siguiera ignorando al Congreso, sobre todo mediante el dictado de decretos de necesidad y urgencia y la resistencia a convocar a sesiones extraordinarias, después de perder las elecciones. El ejemplo más emblemático es la negativa del Poder Ejecutivo a negociar modificaciones al proyecto de presupuesto 2011, lo cual derivó en la prórroga del presupuesto del año anterior, con añadidos claramente inconstitucionales.Conceptualmente, Cristina Fernández de Kirchner retrocedió en su visión institucional a antes de 1215, cuando el monarca inglés Juan sin Tierra fue obligado a firmar la Carta Magna en las afueras de Londres, por la cual se acotó el poder del monarca y se establecieron las bases de los sistemas políticos modernos.La Argentina ha tenido muchos gobiernos populistas que terminaron en fracasos estrepitosos cuando ya no pudieron seguir financiando un consumo artificialmente alto. El kirchnerismo ha demostrado que está dispuesto a superar todos los límites institucionales para sostener su populismo. Esto implica imponer por la fuerza la voluntad del Ejecutivo. Ya sea regulando la economía hasta límites asfixiantes o bien confiscando flujos de ingresos y stocks de capital para financiar su proyecto hegemónico.Otra evidencia de la dificultad del oficialismo actual para aceptar límites es la degradación que ha hecho del federalismo.El...

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