Crece la presión sobre Ortega por los presos políticos y el agobio a las ONG

"Viva Nicaragua", gritó Marco Novoa y en cuestión de segundos un grupo de paramilitares lo corrigió con un golpe en el estómago. Mientras se adentraba por un túnel, escoltado por fuerzas de seguridad nicaragüenses, el joven de 27 años no sentía miedo, muchos menos arrepentimiento. Daba igual. Al final del pasillo, creyó, lo matarían.Ni el más pesimista de sus pensamientos pudo anticipar que su destino sería otro. No era un espía de la CIA, no había sido financiado por nadie, no era parte de ninguna organización en contra del gobierno de . Durante ocho días el joven lo repetirá una y otra vez, pero los shocks eléctricos le robarán las certezas. ¿Y si era un agente secreto? Como en el reino del revés será él quien le pida a un paramilitar que lo mate con la misma AK 47 que lo torturó. No es una canción de María Elena Walsh; es un centro de detención clandestino en No hay registros, no hay garantías. No existe.Desde hace ocho meses que las detenciones ilegales como por la que pasó Novoa en se convirtieron en una de las principales preocupaciones de las organizaciones de derechos humanos locales e internacionales. La reciente disolución de algunas ONG, particularmente (Cenidh), disipa cada vez más las esperanzas de que se instaure el tan reclamado "diálogo nacional". Por el contrario, se registra un miedo generalizado por gran parte de la sociedad. El país es hoy una olla a presión.En un giro inesperado, la denuncia de la actriz incluyó a Nicaragua en la agenda mediática de la Argentina. Sin embargo, el país centroamericano libra su propia batalla. En las últimas horas, los empresarios -último bastión del orteguismo- le soltaron la mano al gobierno y exigen elecciones anticipadas y la pronta liberación de los más de 700 presos políticos. en rechazo a la reforma del sistema previsional, asociadas en una primera etapa al ámbito universitario, son hoy canalizadas por distintos sectores socioeconómicos que coinciden en la necesidad de restaurar el casi extinguido diálogo nacional.Según las cifras difundidas por distintas organizaciones de derechos humanos se registran por lo menos 325 víctimas mortales producto del , mientras que el gobierno de Daniel Ortega reconoció 200 muertes.El orteguismo confirmó también que existen alrededor de 204 "presos políticos", un número por debajo de la mitad de los cálculos de los organismos de derechos humanos, pero que, según Joel Hernández, relator de la Comisión Interamericana de...

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