Las cosas de las que el poder no habla

Hay cosas de las que el Gobierno no habla. El tedioso petardismo verbal le sirve sólo para distraer con asuntos menores o falaces. ¿Cuántos borradores de documento escribió Alberto Nisman sobre la actitud del oficialismo frente a Irán? El Gobierno dio mil vueltas sobre un tema que resultó intrascendente. Importa sólo la enorme denuncia que Nisman presentó ante la Justicia cuatro días antes de morir. ¿Dónde fueron ubicados los invitados al discurso del presidente de la Corte Suprema, Ricardo Lorenzetti? Esa pregunta, y sus sesgadas respuestas, dio vuelta por todos los medios oficialistas. Ni una palabra sobre lo que Lorenzetti dijo, que fue lo relevante. El silencio sobre la parte fundamental del discurso del juez se debe, tal vez, a que no se puede refutar una clase elemental, pero indispensable, de instrucción cívica.

El silencio es más amplio y sugerente. Nadie del oficialismo dijo nada nunca sobre las conversaciones telefónicas que revelaron la importancia de personajes orilleros en el centro de la política. Es notable el esfuerzo del Gobierno para borrar los rastros de la importancia de Luis D’Elía, por ejemplo, en el entramado de la relación con Irán. Pero es el propio D’Elía el que le contó a Jorge "Yussuf" Khalil, en una conversación telefónica, que estaba saliendo de la Casa de Gobierno y que al día siguiente viajaría a Venezuela con Cristina Kirchner. Khalil y D’Elía tenían (¿tienen?) las puertas abiertas de la embajada iraní en Buenos Aires, según se desprende de varias de esas conversaciones. Y hablaban directamente con el encargado de negocios, al que llaman "el embajador", que en rigor no lo es, aunque en los hechos cumple las funciones de máximo representante iraní en la Argentina.

Khalil, que es en realidad el representante político del gobierno de Teherán en el país, tiene diálogo directo con Moshe Rabbani, el ex encargado cultural de la embajada iraní en Buenos Aires en el momento del atentado contra la AMIA. Rabbani, que está en Irán, es "el asesino" para la justicia argentina; es decir, el que organizó, ordenó y financió la masacre en la mutual de la comunidad judía. Khalil tiene diálogo fluido, además, con D’Elía, con Fernando Esteche (el jefe del destructivo Quebracho) y con el jefe camporista y diputado Andrés "Cuervo" Larroque. Khalil, D’Elía y Esteche fueron varias veces compañeros de viaje en sus travesías por Irán.

Hay un protagonista en la historia, Ramón Allan Bogado, que el Gobierno dice que es un falso...

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