La Corte Suprema y el ejemplo del prócer olvidado

Fecha de publicación30 Marzo 2024
La reciente postulación de Manuel José García -Mansilla para ocupar un lugar en la Corte Suprema de Justicia de la Nación es, además de una excelente noticia por las credenciales personales y académicas del candidato, una gran oportunidad para recordar y recuperar para el presente a un personaje central del proceso constituyente patrio. Me refiero al santiagueño José Benjamín Gorostiaga , uno de los padres de nuestra Constitución de 1853, que también presidió la Corte Suprema entre 1877 y 1887, entre otros muchos cargos públicos que ocupó a lo largo de su vida La de Gorostiaga es una figura tan poco conocida como relevante en el diseño y la consolidación de nuestro orden constitucional, que las investigaciones de García-Mansilla han ayudado a recuperar para el siglo XXI. Entiendo que esta mirada al pasado puede ser provechosa para alumbrar el presente y orientar el futuro constitucional de nuestro país. Me voy a detener en dos aspectos puntuales que García-Mansilla ha destacado de la figura de Gorostiaga: la relevancia de la historia y el texto de nuestra Constitución para la interpretación constitucional del presente, y el estrecho (y desatendido) vínculo que existe entre las cualidades personales y el ejercicio de los cargos públicos En ocasión de un homenaje por los 170 años de la Constitución de 1853 y los 200 años del nacimiento de Gorostiaga, García-Mansilla afirmó "... no solo fue el principal redactor de la Constitución Nacional que todavía nos rige. Como expresara su sucesor en la Corte Suprema, el juez Benjamín Victorica, el día que despedían los restos del ilustre santiagueño fallecido en 1891, Gorostiaga era, nada más y nada menos que el comentario vivo de la letra de la Constitución Nacional, ese Código fundamental que garantiza todas las libertades y todos los derechos " En esa misma alocución, el flamante candidato para integrar la Corte Suprema recordó un discurso pronunciado por el ilustre santiagueño en 1862, en donde sostuvo que: "La Constitución […] es la forma de Gobierno delineada y escrita por la mano poderosa del pueblo argentino. La Constitución es cierta y fija; contiene la voluntad permanente del pueblo y es la ley suprema del país" Durante demasiado tiempo, nuestra Constitución se ha parecido a un instrumento dúctil y flexible en manos de jueces y académicos...

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