La corrupción privada

La corrupción pública ocupa la atención de los organismos internacionales y es uno de los factores determinantes de la calificación de los países según su calidad institucional y su seguridad jurídica. La legislación anticorrupción, tanto en la Argentina como en el resto del mundo, está principalmente orientada a prevenir, vigilar y penalizar los actos deshonestos de los funcionarios públicos.La corrupción en las esferas del gobierno en la Argentina ha alcanzado en estos últimos años niveles inéditos dentro de una matriz que reconoce una estrategia de enriquecimientos personales, en consonancia con la creación de poder político. La utilización de fondos públicos para lograr adhesiones políticas ha sido fluida junto con su manipulación en beneficio de personas y empresas cercanas a la cúpula gobernante. Casos emblemáticos como los de Skanska, Antonini Wilson, Ricardo Jaime y la escandalosa declaración de bienes del matrimonio Kirchner exhiben un fenómeno extendido que aún dista de salir a la superficie en toda su dimensión.La corrupción privada tiene menor repercusión política, social y mediática que la del sector público, pero su importancia moral es similar. Por otro lado, no puede haber corrupción pública si no hay un actor privado que la materialice. Esto no es debidamente considerado cuando se hacen recaer las culpas íntegramente del lado estatal.Es cierto que hay gobiernos más corruptos que otros. Pero también es cierto que si bien quien se beneficia pecuniariamente por un soborno es el funcionario público, no es menos cierto que quien lo paga obtiene una ganancia que supera ese desembolso. Ambas partes se benefician a costa de los contribuyentes o de los ciudadanos que se perjudican con una obra o servicio más costoso o de menor calidad. En la asignación de culpas se suele escuchar de empresarios que pagan, que están forzados a hacerlo para no perjudicar a su compañía y sus empleados. Cuando la corrupción se generaliza, esto suele ser aplicable a nuevos jugadores que pretenden ingresar en actividades reguladas o en la obra pública. Esos nuevos jugadores atraviesan el Rubicón y a partir de allí alimentan el círculo vicioso de empresarios acostumbrados a aceptar pedidos sin oponer resistencia o también a tomar la iniciativa del soborno. Se crea cierto entendimiento falaz en que, ante la abundancia de regulaciones y la fuerte injerencia estatal en la economía, la corrupción es casi imprescindible.Recientemente, el fundador y ex presidente de...

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