Corrupción: nuevo paradigma empresario

La corrupción es un fenómeno que afecta a toda América latina. En los últimos tiempos, asistimos a la extradición del ex presidente Ricardo Martinelli de Panamá; a la condena a nueve años de cárcel al ex presidente Lula, de Brasil; a la prisión del ex primer mandatario Ollanta Humala, de Perú; a la destitución de la presidenta Dilma Rousseff de Brasil; a la condena del parlamentario brasileño Eduardo Cunha, quien promovió la remoción de aquélla; a la investigación por corrupción al presidente Michel Temer, que la reemplazó; a la prisión del empresario más poderoso de Brasil, Marcelo Odebrecht, y al procesamiento de Cristina Fernández de Kirchner como jefa de una asociación ilícita para realizar negociaciones incompatibles con la función pública y lavado de activos.

Pero fue el estallido del caso Odebrecht en Brasil el que conmovió a toda la región por la decisión de la justicia de ese país de llegar hasta las últimas consecuencias, con el apoyo de la opinión pública, desencadenando un terremoto a nivel político y empresario como jamás había ocurrido en nuestros países. Se desató así un proceso de inestabilidad con grandes pérdidas de valor para toda la economía brasileña. No sólo para las compañías involucradas, sino también para toda la actividad privada, al impactar el riesgo país, las evaluaciones de las calificadoras y las cotizaciones bursátiles.

Como consecuencia, el problema de la corrupción y su antídoto, la transparencia, se han convertido en una prioridad en la agenda empresaria. Ya no es sólo un acápite más en el mission statement corporativo para cuidar la imagen, sino una forma de garantizar al inversor que su patrimonio es sólido, que no está sujeto a contingencias por hechos de corrupción y que sus resultados son sustentables, no dependientes de favores gubernamentales. Para ello, se adoptan manuales de mejores prácticas y fiscalización de cumplimiento, más allá de las exigencias regulatorias. Estas rutinas y protocolos pueden ser indispensables para eximir de responsabilidad penal a las empresas cuando sus funcionarios los violan.

Así como la "responsabilidad social empresaria" hace levantar la mirada por encima de la cuenta de resultados y la protección del medio ambiente condiciona los procesos productivos, ahora la demanda de transparencia en los negocios encabeza las agendas de las juntas directivas, de las asambleas de accionistas y de las diligencias de auditoría.

En una reciente reunión en Buenos Aires del Consejo...

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