Coronavirus: El desafío de ser CEO en tiempos de pandemia

"Ay, qué vivos

son los ejecutivos,

qué vivos que son.

Del sillón al avión,

del avión al salón,

del harén al edén

siempre tienen razón;

y además tienen la sartén,

la sartén por el mango

y el mango también."

Así les cantaba la inolvidable María Elena Walsh a los ejecutivos a fines de los años ‘60. Con la cuarentena todo cambió. Ellos y ellas ya no viajan, no son tan vivos, no tienen un peso y casi nadie les da la razón. El edén es un bajón. Varados en sus casas, manejan sus empresas por Internet y videoconferencia, tratando de evitar despidos y quiebras, en un país sin crédito, sin moneda, que camina por un estrecho desfiladero para evitar otro default. La crisis sanitaria global los golpeó por partida doble: sus ventas ya habían caído entre 30 y 50% en los últimos años debido a una recesión que lleva casi una década; la cuarentena las terminó de knockear. Aunque sus fábricas y oficinas permanecen mayormente cerradas desde hace 60 días, tienen que pagar salarios, aportes, impuestos, servicios, alquileres y gastos de infraestructura y mantenimiento. La UIA informó recientemente que el 77% de las empresas consultadas tiene dificultades para pagar sueldos.

LA NACION entrevistó a ocho empresarios y empresarias. Descubrimos que a pesar de los serios problemas que enfrentan, les preocupa mucho más el futuro del país que el de sus empresas. Los aflige el aumento masivo del desempleo y la pobreza estructural. La incertidumbre es su única certeza. Curiosamente, como si tuvieran un ADN peculiar, casi todos se muestran optimistas. Confían en que sus empresas atravesarán este temporal. Sueñan con ver al oficialismo y la oposición sentados a una misma mesa. Creen que son una pieza clave para generar trabajo genuino, desarrollo social y riqueza económica, algo que hace décadas no ocurre.

Cristiano Rattazzi (Presidente de Fiat Chrysler Automobiles FCA)

Emplea a 2800 personas. Sus ingresos cayeron entre 40% y 50%.

Mi mayor aprendizaje en esta pandemia es que nunca hay que bajar la guardia y pensar que una situación va a ser estable. Lo que más me preocupa es cómo va a salir Argentina de todo esto porque la crisis ya estaba acá antes de la pandemia y la cuarentena. En febrero la pyme ya se había caído a pedazos. Recrear un sistema productivo eficiente es muy complicado. Por eso me preocupa más el país que mi empresa. Nosotros pertenecemos a un grupo global que es muy grande. El problema global se va a resolver.

En cuanto a FCA, nuestros ingresos cayeron entre 40% y 50% en relación al mismo período de 2019, que fue un año horrible. La producción del sector automotriz argentino se redujo de un pico de 700.000 a 450.000 unidades en los últimos años. No creo este año superemos las 300.000, no hay demanda.

FCA avanza con la reapertura de la planta de Córdoba, con protocolos especiales de distanciamiento, uso de máscaras y protección especial de los trabajadores. Se habilitó un solo turno de 800 personas. La fecha de reapertura depende de que nuestros 60 proveedores obtengan los permisos correspondientes. Algunos municipios son muy burocráticos. Con el Smata tenemos un excelente entendimiento. Acordamos una reducción del 25% del salario para quienes estén en la casa sin trabajar. Inicialmente las empresas grandes estuvieron excluidas de los subsidios gubernamentales, pero eso se modificó. La Argentina tiene restricciones financieras y no ha podido asistir a las empresas como otros países.

Pero lo más importante es el futuro. No lo dos meses que pasamos en casa. Brasil está en problemas como nosotros. Necesitamos abrirnos a otros mercados. Necesitamos la integración a Europa, al mundo. O nos abrimos y hacemos algo corajudo o así vamos a tener una crisis tras otras, como desde 1930 cuando empezamos a cerrarnos. Argentina tendría que aprovechar esta situación para encarar una política inversa. Ordenar las cuentas, terminar con los impuestos distorsivos. Ingresos Brutos estaba por desaparecer y ahora quieren poner Ingresos Brutos altísimos. Los impuestos a la exportación no puede ser una manera de vivir. Hay que crear trabajo de calidad y el trabajo de calidad lo crean las empresas. La pobreza ya está por encima del 40%.

Decir en la Argentina que el mundo se va a volver más proteccionista y que tenemos que cerrarnos más, ¿cómo?, si nosotros somos uno de los países más cerrados del mundo. Estábamos a un paso de estar en la OCDE y ahora el gobierno dice que no le interesa. Me parece tristísimo. Encerrándonos aún más nos llevará a más pobreza. En este gobierno muchos lo entienden, otros no.

Todos los estudios de la Unión Industrial muestran que solo podemos volver a crecer exportando mucho más para sacar a la gente de la pobreza. Pero tenemos un dólar falso que castiga las exportaciones y premia las importaciones. No se cómo vamos a salir.

Cecilia Retegui (CEO de Zolvers)

Plataforma digital para trabajadoras domésticas de Latinoamérica.

170.000 usuarias y 17 empleados, 14 en Argentina. Sus ventas cayeron 90% en abril.

Soy ingeniera informática y maratonista. Hace seis años creamos con mis socios Zolvers, una plataforma digital para conectar a trabajadoras domésticas y de cuidado con empleadores. Quería hacer algo masivo, que tuviera impacto social e involucrara a mujeres. En América Latina el 27% de las asalariadas son trabajadoras domésticas. La mayoría son pobres y trabajan en negro. En la Argentina son aproximadamente 1,5 millón y solo un tercio está en blanco. Vimos una oportunidad de conectar a las trabajadoras con potenciales empleadores y contribuir a su formalización, bancarizándolas...

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