Coronavirus. Ángeles Mastretta: 'Cuando el mundo se vuelve impredecible me sostengo en lo estable'

"Este año pasaron muchas cosas en este país", le digo, a modo de saludo, a Ángeles Mastretta, que recoge el guante con una sonrisa, comprendiendo el juego. "Pues ya sé cómo sigue la historia. Entre otras cosas, tú y yo nos conocimos". Y reímos los dos, parafraseando las primeras líneas de su primera e icónica novela, Arráncame la vida.Mastretta se encuentra en Ciudad de , confinada en su casa junto a su esposo, el también escritor Héctor Aguilar Camín.Así que allí está ella, una de las grandes escritoras contemporáneas de América Latina, dispuesta al diálogo sobre el amor, las infidelidades, la vejez y el miedo a la muerte en estos tiempos raros de pandemia, en esa suerte de "domingo permanente" en que vive mientras lidia con la "nueva normalidad". Algo que dice que le parece "muy bien", pero que también le parece "tremendo".-¿Cómo es eso tan contradictorio?-Seguramente habrá quien este año diga que pasó el por el mundo y que, aun así, se enamoró y pueda sentir que su relación es tan intensa con la otra persona como para que sea del tamaño de la pandemia. ¡Ojalá! Pero una cosa serán los enamorados, otra somos nosotros, los más grandes, y otra ustedes, la gente más chica. ¿Cómo se van a enamorar ahora? ¿Con tapabocas? ¿Cómo van a querer besarse? ¿Y qué pasa con quienes ya tenían un romance a medias? E incluso, qué quieres que te diga, ¡con las relaciones prohibidas! Con esas relaciones que pueden ser cortas, pero muy intensas y que suceden pocas veces en la vida y normalmente en la clandestinidad. ¡Eso se pierde! ¿Cómo lo recuperas? Dada mi edad, lo que he hecho es compadecerme de otros… ¡y recordar! ¡Porque ya no estoy en esa situación! [Risas].Mastretta se acomoda en el escritorio, el espacio donde escribe sus novelas y sus artículos periodísticos, frente a un inmenso ventanal que llena de luz todo el lugar. Pero que también la separa del "afuera", que la atemoriza.-He leído que, por primera vez, siente miedo. Por temor a contagiarse el virus y que, como derivación, incluso le da escalofríos abrir la puerta de su casa. Pero al mismo tiempo alienta a "desafiar el miedo". ¿Cómo es eso?-Porque el miedo está allí, incluso si vivimos como yo, bastante encerrados y que solo recibimos la visita de nuestros nietos, que van de la suya a la nuestra, y no interactuamos con mucha gente. Vinieron quienes barren el jardín, por ejemplo, y sacaron veinte bolsas de hojas. Pero nos vimos con cierto resquemor, ellos a mí y yo a ellos, y aquello que me...

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