Las contradicciones de la Presidenta

"Los regímenes y los sistemas económicos y políticos no mueren jamás por sus escándalos. Mueren por sus contradicciones." La frase de Jean Bouvier, historiador marxista francés, figura como acápite de una reciente nota de opinión de Mario Wainfeld en Página/12. Apoyado en ella, Wainfeld sostiene que la caída del gobierno de la Alianza no fue provocada por el escándalo de las coimas en el Senado, que hoy se juzga en Comodoro Py, sino por las contradicciones inherentes a las políticas que llevó adelante. Es un texto agudo e inteligente, pero mientras lo leía no podía dejar de pensar en lo que está ocurriendo con el gobierno de Cristina Kirchner.La asociación no obedeció al destino final del gobierno de De la Rúa, desenlace que nadie quiere ni espera para la administración actual. Fue la frase de Bouvier la que disparó la analogía. Durante este gobierno, escándalos ha habido muchos. Y tiene razón el pensador francés: han hecho muy poca mella en la popularidad de la Presidenta (dato del que el oficialismo tomó nota, sobre todo quienes ya fogonean el objetivo de la Cristina eterna). Cada uno de esos escándalos, sin embargo, cifra una contradicción. Y, como si en su fuga hacia adelante el Gobierno se viera obligado a redoblar la apuesta en cada gesto, esas contradicciones son cada vez más graves y desembozadas. Veamos algunos ejemplos.En sintonía con el guión nacional y popular, el oficialismo impulsó la expropiación de la ex Ciccone, recién consumada en Diputados, en defensa de la "soberanía monetaria". Pero todos saben, y los legisladores oficialistas mejor que nadie, que lo que allí se dirimía era otra cosa. "Esto es terminar con el negocio o el curro", dijo en un desliz Aníbal Fernández ?a nadie se le niega un acceso de honestidad brutal? ante la invencible sonrisa de piedra de Boudou, que en un momento cumbre del acting kirchnerista presidió la sesión del Senado en la que buscó librarse de un caso de corrupción que lo tiene como principal sospechado. La contradicción entre los patrióticos valores enarbolados y el objetivo inconfesable que se perseguía era obvia, y nadie la expuso mejor que Laura Muñoz, ex esposa de Alejandro Vandenbroele, presunto testaferro del vicepresidente. "Han estatizado una empresa que ya era de ellos", describió.La tragedia ferroviaria de Once, por la que el miércoles los familiares de las víctimas reclamaron justicia y pusieron la mira en el Gobierno, fue otro escándalo que desnudó la matriz de una gestión que suele traducir por...

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