La construcción de falsos próceres

Bajo instrucciones del criminal de guerra Heinrich Himmler, el temible médico Carl Peter Vaernet (1893-1965) llevó adelante experimentos endocrinológicos en Buchenwald, uno de los campos de exterminio nazis, para supuestamente "curar" a los homosexuales. Cuando terminó la Segunda Guerra Mundial, Vaernet logró escapar de los tribunales aliados y huyó en 1946 a la Argentina, donde, al igual que muchos otros, fue bien recibido por las autoridades de entonces e invitado a trabajar en el Ministerio de Salud, a la sazón encabezado por el doctor Ramón Carrillo.No fue una coincidencia: el ministro de Salud Pública durante el período 1946-1955 compartía con Vaernet su admiración por Adolfo Hitler, con quien se habría fotografado durante una concentración nazi en 1930, según el testimonio de una familiar de Carrillo a la historiadora Karina Ramacciotti.Vaernet y Carrillo fueron también entusiastas propulsores de la eugenesia: una supuesta ciencia dedicada "al cultivo de la raza y el estudio de los agentes de control social que pueden empobrecer o mejorar las cualidades raciales".Durante la gestión de Carrillo al frente de la cartera de Salud se construyeron más de 200 hospitales, pero eso no debe ocultar la política racial que desde allí se puso en práctica. Desde sus primeros artículos sobre medicina, en 1929, Carrillo apoyó la necesidad de rescatar lo que denominaba "la verdadera cultura argentina", basada en "la tradición y los valores gauchescos" que representaban las "fuerzas germinales". Eso lo llevó a impulsar, desde la función pública, la idea de crear un "argentino ideal", descartando a los conscriptos del servicio militar que presentaran "determinadas rarezas" o que impidieran "la formación de un sentimiento argentinista".Al menos el lenguaje racista y homofóbico de Carrillo en esas ocasiones tuvo el mérito de ser el suyo propio, en contraposición al utilizado en su tesis doctoral, acusada de plagio. El bochorno de haber copiado páginas enteras del manual de anatomía de Léo Testut en su trabajo científico fue señalado en la prensa médica de la época. Por toda respuesta, la cara visible del régimen de Perón en materia de salud pública dijo que él no copiaba, sino que citaba de memoria.En 1947, la campaña de Carrillo contra la peste bubónica que asoló Buenos Aires -una enfermedad a la sazón casi erradicada- pretendió culpar a las clases más humildes por "sus incorrectos hábitos de higiene" en lugar de atacar el descontrol estatal de las...

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