Constitución, libertad y cambio: sobran los diagnósticos, pero faltan propuestas

El Congreso, sede del debate parlamentario. La Constitución enseña que ningún poder debe prevalecer sobre otro.

Sobran diagnósticos de la debacle argentina, pero la catarsis es estéril. Necesitamos propuestas. La mía es que la Corte y los juzgados inferiores asuman su responsabilidad de poder del Estado y apliquen la Constitución con energía y rapidez, con criterios del siglo XXI.

El gobierno del país está a cargo de tres poderes: el Legislativo, el Ejecutivo y el Judicial. Ninguno debe predominar sobre otro, ni autocensurarse.

El Poder Judicial, en general, y la Corte, en particular, no están solo para dirimir conflictos entre particulares o de éstos con el Estado: su función también es poner en acto a la Constitución e, incluso, declarar inconstitucional la ley, el decreto o el acto que la viole. Pero salvo excepciones, nuestras Cortes no asumieron en plenitud esa función por una concepción casi monárquica del poder, que lo concentra en el Ejecutivo. Los jueces se autocensuran expandiendo en exceso el concepto de "actos políticos no judiciables" . Tenemos leyes similares a las del mundo desarrollado y una Constitución magnífica. Lo que nos falta es libertad y cumplimiento de la Constitución y las leyes, por un Poder Judicial casi ausente.

Esa renuencia a asumirse como un poder del Estado ha llegado al extremo suponer que la Corte no tomaría decisiones trascendentales porque estamos en un "año electoral". Pero el país tiene "años electorales" cada dos años, lo que llevaría a una virtual semiactividad del máximo tribunal y a un engaño al votante, que ante el no dictado de sentencias no sabría qué cosas han hecho mal los gobernantes.

Hemos olvidado que la Constitución no es una garantía para los gobernantes frente a los gobernados, sino al revés. Incluso está invertido el principio medular de que todo lo que no está prohibido, está permitido y muchos creen que el Estado lo puede todo, mientras que la gente solo puede hacer lo que se le permite. Es al revés.

El Poder Judicial, ante el desafío de aplicar la Constitución con criterios del siglo XXI

La esencia es la libertad

La Constitución es para la gente y ningún devaneo teórico deben hacerle decir lo que no dice, porque su esencia es la libertad: nuestros derechos no pueden ser alterados o retaceados con leyes o decretos que los esterilicen, ni con tributos que nos quiten parte de nuestra propiedad o la hagan imposible.

Los individuos estamos antes que el Estado y por eso el artículo 29 dice...

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