Una Constitución que desune

Normalmente las Constituciones son instrumentos de unión que se construyen en el seno de las naciones. Contienen los pactos sociales básicos, derivados de una visión unificadora que se edifica sobre un pasado compartido proyectado hacia el futuro. Esto, lamentablemente, no parece haberse logrado en Egipto. A los empujones, el presidente Mohammed Morsi acaba de lograr la aprobación de una nueva Constitución con el 64 por ciento de los votos que fueron emitidos en dos etapas sucesivas. Sin embargo, estos sufragios fueron escasos ya que menos de un tercio de los egipcios habilitados para sufragar en el referendo concurrieron a las urnas.Para hacer las cosas más complejas en el fragmentado escenario político egipcio, en su capital, El Cairo, centro cultural y político del país, el rechazo a la Constitución prevaleció sobre los votos aprobatorios.Lejos de unir a los egipcios, la nueva Constitución puesta en vigencia a toda velocidad por el presidente Morsi parece haberlos desunido y enfrentado, lo que puede haber afectado la credibilidad de Morsi, no sólo por los episodios de violencia que precedieron a su aprobación, sino porque el texto puesto en vigencia no contiene garantías ni protecciones adecuadas para las principales minorías del país.Por estas razones, los cristianos coptos (constituyen el 10 por ciento de la población del país), los liberales, los socialistas y los seculares están exigiendo airadamente que ese texto sea sometido a una adecuada revisión y reformulación. Sostienen, principalmente, que ese texto contiene un lenguaje que resulta muy poco claro y que podría eventualmente permitir a las autoridades islámicas imponer su propia agenda social, rechazada por el resto. Otro argumento en su contra, y de mucho peso, es que el texto preserva los privilegios de los militares.Ante tantas...