El conflicto con Monsanto

Cuestiones de procedimiento están creando un conflicto lamentable entre el Gobierno argentino y entidades representativas de los productores agropecuarios, por un lado, y la principal compañía de semillas del mundo, por el otro. Y podría añadirse que en el fondo de ese enojoso enredo, en cuyo epicentro están Monsanto y la soja transgénica conocida como Intacta, hay mayores bases de acuerdo que de disidencia.

Después de meses de negociaciones, desde la sede central de Monsanto se hizo saber que la compañía ha resuelto, como consecuencia de la "decepción" que siente por la marcha del asunto, suspender el ingreso al país de un nuevo evento. Se trata del Roundup Ready 2 xtend, por el que se mejoraría la lucha contra las malezas. El Ministerio de Agroindustria ha sido rotundo en su oposición a que se fiscalice en acopios y puertos la presencia de la soja Intacta con instrumentos privados, sin normas ni homologación gubernamental. En los hechos, por lo menos en el destino final de los granos antes de salir del país, la fuerza de Monsanto se apalanca en el conocimiento de los exportadores de que compradores como China quieren tener sobre la Intacta un certificado de bioseguridad expedido por la compañía generadora del evento.

Los productores se sienten avalados en su posición por aquella determinación del Ministerio de Agroindustria, pero los semilleros se alinean al lado de Monsanto. Todos éstos se manifiestan por igual víctimas de una utilización ilícita de semillas a través de las llamadas "bolsas blancas" y de una reiteración del uso de semillas por productores que pagaron de forma legal por su adquisición. Son dos cuestiones distintas. La comercialización de "bolsas blancas" constituye un delito; la segunda es de naturaleza controvertible: aquí, el punto en discusión debería ser por cuántas campañas un semillero puede reclamar regalías por el uso de la semilla. ¿Por una campaña, por dos, por tres, indefinidamente, acaso?

Nadie pone en duda la seriedad del reclamo de que se respete el derecho a la propiedad intelectual. La Argentina está en deuda consigo y con el mundo por carecer de una ley actualizada de semillas. Con un Congreso más atento a la sanción de normas que protejan los derechos de propiedad industrial e intelectual, y menos afecto a políticas que dañan, cualquiera que sea su intención, las posibilidades de inversión en el país, ya estaríamos oyendo la intervención de los legisladores en esta controversia, de la que no pueden estar...

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