La condición de la mujer anciana desde la perspectiva del derecho

AutorMaría I. Dabove
Dabove, La condición de la mujer anciana desde la perspectiva del derecho
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La condición de la mujer anciana
desde la perspectiva del derecho*
Por María I. Dabove
“Goza, sin temor del hado, el curso breve de tu edad lozana,
pues no podrá la muerte de mañana quitarte lo que hubieres hoy gozado;
y aunque llega la muerte presurosa y tu fragante vida se te aleja,
no sientas el morir tan bella y moza: mira que la experiencia le aconseja
que es fortuna morirte siendo hermosa y no ver el ultraje de ser vieja”.
Sor Juana Inés de la Cruz, Soneto 148
La elección de estos versos se debe fundamentalmente a dos razones significa-
tivas. La primera, porque los escribió Sor Juana Inés de la Cruz (1651-1695). Una
mujer. Una de las pocas que, a lo largo de toda la historia, nos ha dejado su testimonio
sobre lo que pensaba de la ancianidad. Y la segunda, porque estos versos contienen
una imagen de la vejez que, creo, aún hoy nos persigue a cada instante con furiosa
insistencia. Me estoy refiriendo al problema de pensar a la vejez tan sólo en términos
negativos. Como si por arte de magia, al llegar a esta edad, nos acosara de pronto un
ejército de calamidades: las arrugas, las canas, la osteoporosis, la menopausia, la
jubilación, la partida de nuestros hijos, la soledad. Frente a las cuales nos caben pocas
posibilidades de defensa. Como si llegar a vivir a largo plazo fuera una ofensa, un
ultraje –lo llamó Sor Juana con vehemencia–.
¿Es esto cierto?, me pregunto y les pregunto. ¿Habrá tenido razón Sor Juana al
describir de este modo a la vejez? ¿qué significado pueden tener hoy estas palabras
para nosotras, mujeres del siglo XX-XXI? En suma: ¿Qué entendemos por vejez?1.
1) Ciertamente, no se trata de una pregunta fácil de responder. La vejez es un
fenómeno complejo. En primer lugar, porque no existe una vejez igual para todos. En
este sentido, los gerontólogos concuerdan en afirmar que el envejecimiento com-
prende distintas etapas. Se habla de una tercera edad y de una cuarta edad, de vejez,
ancianidad y senilidad. Como también se repara en las importantes diferencias que se
producen entre la ancianidad femenina –que es mayoritaria2– respecto de la
* Extraído del artículo publicado en “Bioética y Bioderecho”, Rosario, FIJ, p. 49 a 54. Bibliografía
recomendada.
1 Acerca del paradigma de vejez utilizado más frecuentemente en la ciencia ver, por ejemplo,
Tornstam, Lars, El quo vadis de la gerontología: su paradigma científico, “The GerontoIogist”, vol. 32,
n° 3, 1992, p. 318 a 326. Casals, Ignasi, Teorías generales sobre las personas mayores, en “Sociología
de la vejez”, Madrid, Unión Democrática de Pensionistas y Jubilados de España -UOP- 1992, p. 11 y
siguientes.
2 El porcentaje de mujeres que alcanzan la vejez es sensiblemente superior al de los varones en
casi todos los países del mundo, incluido el nuestro. De acuerdo al censo de 1990, en Argentina las
personas de más de 60 años representan el 13% de la población total. Y sobre ese 13% el 54,6%
corresponde a la presencia femenina. Ver Trop, José A., El proceso de envejecimiento poblacional,
“Senderos”, n° 1, marzo, 1995, p. 5 y ss., y también, Renaud, François, Investigación y desarrollo en el
ámbito del hábitat y del alojamiento para las personas de edad, “Sociología”, p. 82 y siguientes.

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