Condenado a 12 años por matar a un inocente al balear a los ladrones que le habían robado

Daniel De Negris caminaba hacia su trabajo en una cerrajería en una galería del microcentro cuando murió de un balazo en la espalda. No supo qué pasó. El proyectil que segó su vida salió del arma de un abogado e instructor de tiro que había disparado cinco veces contra los motochorros que acababan de robarle una mochila con 60.000 dólares.

Aquella mañana del 29 de marzo de 2016, el tirador, Silvio Guillermo Martinero, había intentado hacer justicia por mano propia. Pero, según se conoció ayer, fue condenado a 12 años de prisión por el asesinato del cerrajero y por la tentativa de homicidio de los dos ladrones, a los que les disparó cuando su propia integridad física ya no corría peligro, según resolvió el Tribunal Oral en lo Criminal (TOC) porteño N° 26.

El fallo, que en las últimas horas fue publicado en la web del Ministerio Público Fiscal (www.fiscales.gob.ar), fue firmado el 20 de diciembre pasado. Según pudo saber LA NACION, el 1° de este mes el abogado defensor de Martinero, Leonardo Rombolá, apeló ante Casación al considerar que el abogado -que revistó en el Ejército como personal civil- actuó bajo un cuadro de emoción violenta y no tuvo la intención de matar.

Por mayoría, el TOC N° 26, integrado por los jueces Patricia Llerena, Adrián Martín y Hugo Decaría, encontró culpable a Martinero, de 47 años, de los delitos de homicidio simple en grado de tentativa en concurso ideal con homicidio simple agravado por el uso de arma de fuego. El Ministerio Público estuvo representado por el fiscal Guillermo Pérez de la Fuente.

El hecho ocurrió en San Martín al 500, en el corazón de la City. De Negris Rodao, uruguayo, de 56 años, iba hacia el subsuelo de la Galería Jardín por la acera izquierda, ajeno a lo que ocurría media cuadra más atrás: unos motochorros le arrebataban la mochila a Martinero en la puerta del edificio donde el abogado tenía su estudio.

Las cámaras de seguridad de la zona -claves para la resolución del caso- registraron la secuencia: el paso cansino del cerrajero y detrás de él, el incidente; la caída de bruces de la víctima, la aparente indiferencia de varios transeúntes ante su agonía y, enseguida, el paso a la carrera de Martinero, un abogado que había aparecido mencionado en la causa del triple crimen de la efedrina, vinculado con una presunta "cueva" financiera y con nexos con droguerías sospechosas de haber participado en la llamada "mafia de los medicamentos".

Al fundamentar el fallo condenatorio, la jueza Llerena...

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