Concorde. Hace 22 años, un pedazo de metal tirado en la pista provocó una tragedia que terminó con los vuelos supersónicos

Accidente del 25 de julio de 2000 del avión Concorde

Aunque parezca difícil de creer en el siglo pasado viajábamos más rápido que en la actualidad. Existían aeronaves capaces de romper la barrera de sonido logrando unir París con Nueva York en tan solo tres horas. Durante casi tres décadas, los Concorde fueron los más rápidos y también eran considerados los más seguros. Sin embargo, hace 22 años, un único y trágico accidente, provocado por un objeto impensado, acabó con la vida de 113 personas y precipitó el final de los vuelos de pasajeros supersónicos.

La tarde del 25 de julio 2000, el vuelo 4590 de Air France despegó desde el aeropuerto París-Charles de Gaulle, Francia rumbo al aeropuerto Internacional John F. Kennedy de Nueva York, en los Estados Unidos. La aeronave estuvo solo 118 segundos en el aire.

En general, un viaje en el Concorde desde Europa a Nueva York duraba tres horas y media, a veces menos. Podía alcanzar una velocidad máxima superior a los 2.400 kilómetros por hora

La máquina del tiempo

Los vuelos comerciales supersónicos del Concorde se iniciaron en 1976, pero las pruebas por superar la velocidad del sonido habían comenzado mucho tiempo antes.

En 1947 el capitán estadounidense Chuck Yeager , en su Bell X-1, en el desierto de Mojave (Estados Unidos) fue el primer hombre en demostrar que es posible viajar más rápido que el sonido, volando a 13.000 metros de altura y alcanzando Mach 1.06 (1.260 kilómetros por hora). Cuando terminó la experiencia, el piloto contó que no había sentido nada en particular y que el viaje había sido muy tranquilo. Su hazaña fue clave para despertar la idea de que los vuelos comerciales supersónicos eran posibles.

Gran Bretaña y Francia, juntos, pusieron manos a la obra. Las principales dificultades que encontraron radicaban, principalmente, en el costo de producción de la aeronave y el ruido que producía. Mediante prueba y error, luego de varios prototipos, fueron dando forma a lo que terminó siendo el Concorde. Un verdadero reto de ingeniería que atenuó la rivalidad histórica entre los dos países.

Entre las controversias, estuvo el nombre de la aeronave. Los ingleses querían que se llamase Concord , sin la "e", mientras que los franceses insistían con Concorde. En diciembre de 1967 cuando la nave se presentó en Toulouse lo hizo bajo el nombre propuesto por los franceses. Cuentan que el primer ministro inglés, para que no se notara que había cedido en ese aspecto, dijo que la "e" de Concorde era...

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