El Concheto: el 'chico bien' que robaba y mataba por puro placer

La noticia de la detención en LA NACIONA fuerza de sangre y tiros, una banda de asaltantes instaló hace 23 años el terror en los restaurantes porteños frecuentados por empresarios y personajes de la farándula. Su jefe era admirador de Carlos Eduardo Robledo Puch, el mayor asesino serial de la historia argentina, y concurrió a los mejores colegios de San Isidro.Guillermo Antonio Álvarez, alias el Concheto o el Patovica, comandaba "la banda de los chicos bien", que cometió tres homicidios durante asaltos perpetrados en julio de 1996. El cuarto asesinato que le adjudicaron al Concheto fue el de Elvio Aranda, un preso con el que compartía pabellón en la vieja cárcel de Caseros."Su estilo a lo Clark Kent [el disfraz civil de Superman] y su aspecto intelectual fueron utilizados por Álvarez para pasar como un cliente más en los elegantes restaurantes que elegía como blanco", dijo el exfiscal de Cámara de San Isidro Julio Novo al describir la conducta del acusado, en el alegato del juicio que terminó con la condena del Concheto a 25 años de prisión por el homicidio del empresario Bernardo Loitegui (h.), ocurrido el 27 de julio de 1996 en Martínez.Álvarez vivía en un lujoso chalet en las barrancas de Acassuso. En el secundario estudió en los institutos San Patricio, Martín y Omar, Nuestra Señora de Fátima y en la Escuela Media Nº 6 de San Isidro. Del Nuestra Señora de Fátima lo echaron cuando pasó el límite de 24 amonestaciones. Las autoridades del colegio le impusieron la máxima sanción porque le encontraron una manopla de hierro.Reclutaba a sus cómplices en las villas Uruguay y La Cava. Sabía cómo moverse en el ambiente de los restaurantes de alta gama porque antes había concurrido como cliente con su familia, dueña de tres cines y una galería comercial.Alkorta, el local gastronómico que en julio de 1996 funcionaba en Figueroa Alcorta y Tagle, a media cuadra de la embajada de Chile y frente a la entonces ATC, fue el primer restaurante en la lista de siete asaltados por la banda. Allí, uno de los comensales que sufrió el robo fue un ejecutivo de la petrolera Esso, a quien le sustrajeron un reloj de alta gama, el celular, dinero y su Honda Accord. Al custodio del directivo de la multinacional le quitaron una 9 mm.El raid delictivo siguió con asaltos en Harry Cipriani, Chungo, Café de los Incas, La Parolaccia y Camerún. En ninguno de estos hechos hubo heridos ni muertos. Semejante cantidad de asaltos provocó conmoción entre muchos integrantes de la...

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