Una comunidad para ganarles la batalla a las adicciones

"Consumí drogas durante 17 años, de los 13 a los 30. Me acuerdo de que el último tiempo la pasé mal, consumía con culpa, con miedo. En mi cabeza se cruzaba la idea de muerte todo el tiempo. Sabía que si seguía así podía ser fatal, hasta que en 2011 tuve una sobredosis", confiesa Alberto Urbani desde la comunidad terapéutica de la Fundación Candil, en el partido de Pilar, este lugar que le devolvió las ganas de vivir y le dio fuerzas para superar su adicción.

A lo lejos un grupo de jóvenes juega al fútbol y un poco más cerca se escucha al grupo de mujeres de teatro ensayar, sentadas en ronda a la sombra de un árbol. Puertas adentro se respira olor a chipá y a pan casero. Estos 48 jóvenes y adultos se encuentran en tratamiento de rehabilitación para hacer frente a la problemática de las adicciones y conductas de alto riesgo: drogodependencia, alcoholismo, trastornos de alimentación y violencia.

Alberto, que años atrás estuvo en sus mismos zapatos, los mira con cariño y cuenta que hoy sigue formando parte de la Fundación Candil, pero desde otro lugar. Actualmente trabaja dentro de esta organización y su rol es de operador socioterapéutico y acompañante. Integra el equipo de más de 30 profesionales -médicos, psiquiatras, psicólogos, asistentes sociales, talleristas y coordinadores- que se dedican a la recuperación de los residentes para que éstos logren construir un proyecto de vida sano, alejado de las adicciones, y se conviertan en los protagonistas de su mejoría.

"Cuando llegué, me costó mucho todo porque estaba bastante mal. Después de unos meses, pude adaptarme, recorrer mi historia, darme cuenta de las cosas que quería cambiar y con las terapias y la ayuda que recibí pude salir adelante", recuerda Alberto, y hace una pausa por la emoción: "Antes prácticamente yo no tenía vida, la fundación fue muy importante para mí".

Luego de recuperarse hizo un curso y se capacitó para ser operador socioterapéutico. Hoy devuelve todo lo que recibió ayudando a otros. Se ocupa del cumplimiento de las actividades diarias de la fundación y sus compañeros afirman que es referente y ejemplo a seguir de muchos pacientes.

"Yo pasé por lo mismo y sé de qué se trata, por eso me siento bien de poder hacer algo por otra persona. A veces viene alguien y me dice que está angustiado o triste y tal vez después de una charla, logra revertirlo", dice. Hoy se siente feliz y orgulloso de valerse por sí mismo y haber recuperado la relación con su hijo de 9 años y sus...

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