La competencia interna, el mejor refuerzo

Boca tiene un andar ganador, marcha primero en el torneo local y en la Copa Libertadores, se afirma en las convicciones de Rodolfo Arruabarrena y en la categoría que le aportaron los refuerzos que llegaron en el último mercado de pases. Hay quienes marcan la diferencia. Osvaldo tiene una categoría europea que se le nota hasta en el momento de controlar la pelota; Lodeiro se afianza como un habilidoso moderno, de esos que generan desequilibrio pero también se sacrifican para recuperar la pelota ante la pérdida; Torsiglieri ya marcó presencia desde aquel debut en el verano con River y resolviendo fácil: rechazando casi todo lo que cae en el área; Pablo Pérez se luce desde sus movimientos para que juegue todo el equipo, en la generación de los espacios para triangular y atacar, y desde la intensidad para trabar en la mitad de la cancha, aunque eso le genere varias tarjetas amarillas. Guillermo Sara llegó con perfil bajo pero –salvó un error puntual con un rebote largo en Venezuela– demostró condiciones con reflejos y recursos con los pies para ser titular en un arco complicado. Gino Peruzzi entró enseguida en el grupo y se presentó con despliegue, desdoblamientos y buenos centros.

En todos los casos se trata de futbolistas que le aportaron un plus a un plantel que había finalizado sin títulos el 2014. Pero más allá de la inversión hecha por los dirigentes y de los pedidos puntuales de Arruabarrena (dos laterales, un volante ofensivo y un enganche que además desequilibre con las pelotas paradas), el mejor refuerzo en lo global fue la competencia interna que generaron los refuerzos y los buenos rendimientos de futbolistas que ya estaban en el club pero que pedían pista como titulares.

Cristian Erbes se lesionó ante Montevideo Wanderers justo en su mejor momento en Boca, cuando venía de ser figura ante Estudiantes, Huracán y en el partido en Uruguay, pero la semana pasada había reconocido que la aparición de Andrés Cubas lo había hecho mejor jugador, lo obligó a superarse para no perder el puesto. Casi que agradecía su empuje. Es el cambio más brusco en la aguja de las variaciones positivas: Erbes pasó de una calificación promedio en 2014, para LA NACION, de 4,90...