De compartir vestuario a definir al futuro campeón

La final del Torneo Transición los tiene sentados en bancos diferentes y planificando el último asalto, que será el domingo, en el Monumental. De ahí saldrá el nuevo campeón del fútbol argentino, una distinción que ellos todavía desconocen en la elite de este medio, al que regresaron después de sus experiencias por México y Chile. Pero hubo un tiempo en que Jorge Almirón y Pablo Guede se entrenaron a la par, defendieron la misma camiseta, combinaron sus virtudes para lastimar rivales con sus estilos de juego directo y se abrazaron para festejar goles. Deportivo Español fue el club que los juntó bajo el mismo techo. Fue un puñado de meses, apenas nueve, entre 1996 y 1997, tiempo en que el ahora director técnico de Lanús se desempeñaba como volante y el orientador táctico del Ciclón se enseñaba como un delantero punzante, con gol. Un rotundo 3-1 sobre Boca, en la Bombonera, les ofreció trascendencia: Almirón convirtió y Guede, que fue el único atacante que dispuso Roberto Rogel, enloqueció a la defensa xeneize y a su entrenador Héctor Veira.

El despliegue y el temperamento de Almirón, que era capitán de San Miguel, llamaron la atención de Oscar Cavallero, el DT que tomó nota de sus cualidades durante un partido con Arsenal, por la primera B, y pidió a los dirigentes de Español su contratación. Ahí lo esperaba Guede, que volvía al club después de ser cedido a préstamo a Chicago, donde sus 17 festejos lo convirtieron en el goleador del equipo de Mataderos. Fue un ciclo corto y tortuoso, porque el descenso acechaba y los problemas económicos no ayudaban. Las salidas del Bajo Flores tuvieron distinta repercusión: Almirón se marchó a Atlas, seducido por Ricardo La Volpe; Guede fue uno de los líderes, junto con Gustavo Campagnuolo, Marcelo Pontiroli, Sergio Castillo, Eduardo Fuentes y Mauro Potenzoni, de un fuerte conflicto con la institución -pedían la libertad de acción-, que terminó con un paro general de futbolistas y que se destrabó con la intervención del presidente Carlos Menem.

El fútbol mexicano, donde jugó durante 11 años, y La Volpe marcaron a Almirón, que cambió la posición de volante ofensivo por la de mediocampista central. También fue el entrenador que le inculcó múltiples conocimientos tácticos y hasta el que lo echó del club, después de una fortísima discusión en un vestuario. Frontal en los días de futbolista, no cambió sus modos cuando empezó a trabajar como técnico, algo que sucedió de un día para otro, en Dorados de Sinaloa. Un...

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