colmó todas las expectativas

El final de la séptima temporada de Game of Thrones, emitido anteanoche, más que sorprender, asombró. Lo hizo tanto por sus imágenes fantásticas del Apocalipsis Zombi según George R. R. Martin -autor de las novelas en las que se basa la serie de HBO- como por haber revelado satisfactoriamente buena parte de los interrogantes planteados hasta el momento (hasta el verdadero nombre de uno de sus héroes, Jon Snow). Quizá sea demasiado pedir a la "serie más grande del mundo" -sobre todo en sus instancias finales- que no caiga presa del impulso de satisfacer las expectativas de sus millones de fanáticos en todo el mundo.

Y sin dudas es casi imposible lograr lo que los creadores de la ficción, David Benioff y D. B. Weiss, consiguieron en ese final: comenzar a anudar la trama de la Gran Guerra contra los Ejércitos de la Noche y, a la vez, permitir un último respiro dramático a su media docena de protagonistas, de modo que puedan enfrentar el gran dilema que plantea la historia (la lucha por el poder individual o la supervivencia colectiva) y respondan a él de una forma que los revele por completo.

Si bien esta séptima temporada apostó todas sus fichas creativas al primer aspecto, y ha logrado con ello imágenes y escenas memorables, que seguramente aparecerán en todas las listas de lo mejor del año (la escena final de este capítulo seguramente estará entre ellas), es en el segundo frente donde reside su mejor apuesta a la inmortalidad. Los grandes personajes, en manos de eximios intérpretes, no necesitan efectos especiales, como se probó en estos ochenta minutos de acción que, admirablemente, encontraron resquicios de lucimiento para los grandes actores de esta ficción, especialmente los dos pares de hermanos unidos más por el odio que por el amor: los Lannister de Lena Headey y Peter Dinklage, y las Stark que componen Maisie Williams y Sophie Turner. Sin más preámbulo, los spoilers.

Lo público y lo privado

Por toda la importancia estratégica de la cumbre en King's Landing, en la que buena parte del elenco de Game of Thrones se vio las caras por primera vez, fue en los momentos privados -lejos de las declaraciones públicas y las lealtades políticas- cuando se libraron las verdaderas batallas en este último episodio, que quizá por ello fue tanto más satisfactorio que la temporada que clausura.

El zombi robado de los Ejércitos de la Noche cumple con su propósito de aterrorizar a Cersei Lannister, quien por primera vez se encuentra cara a cara con...

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