Cocina biomédica: una alimentación que limpia

En materia de alimentación, a esta altura, ya lo tenemos claro: somos lo que comemos. Para vivir saludablemente, sabemos que hay que comer frutas y verduras, tratar de decirles "no" a los azúcares, el gluten y los alimentos procesados y refinados, cuidarse con el alcohol y evitar las carnes.

Los datos que linkean nuestra alimentación con la salud son muchos: un estudio reciente del British Journal of Cancer calcula que una tercera parte de los cánceres está ligada a la dieta.

Un estudio de la Universidad de Oviedo asegura que el gluten es capaz de inflamar algunas zonas del cerebro y dar lugar a la aparición de enfermedades neurológicas; y otros estudios proyectan que para el año 2025 -atenti, que no falta tanto- 1 de cada 2 niños será diagnosticado con algún trastorno del espectro autista (TEA). La venta de comida ultraprocesada -y, por lo tanto, poco nutritiva- creció un 48% desde el año 2000, según la FAO (la Organización de las Naciones Unidas para la alimentación y la agricultura).

Y en la Argentina, el mes pasado se conoció que más del 60% de las frutas y verduras que llegan a nuestra heladera tienen rastros de pesticidas, algunos tan prohibidos como peligrosos, por ejemplo, el endosulfán o el DDT. Estos números y datos enseguida nos alertan, pero... ¿podemos hacer algo para que lo que comemos nos nutra mejor?

¿Qué es y dónde nace la cocina biomédica?

Muchas veces, cuando nos enfermamos -o cuando nuestros hijos se enferman-, no es común que el médico pregunte qué se come en casa.

La palabra "enfermedad" viene del latín in firmus : el que enferma es el que no está firme. Y ojo, eso no es "fuerza": es sostener el crecimiento y, con el crecimiento, la vida misma. La pregunta es: sabiendo que somos lo que comemos, ¿es coherente, cuando nos enfermamos, tomar medicación pero no cambiar los hábitos alimenticios que nos quitan esa firmeza? L a cocina biomédica es un concepto creado por la chef argentina Make Oyarzo Salazar, que, a partir del diagnóstico de autismo de una de sus hijas, trabaja en conjunto con un equipo interdisciplinario del Hospital de Clínicas y el CONICET. ¿Qué proponen? Básicamente, un cambio de cultura: entender que, sin modificar lo que comemos, es muy difícil curarnos de ciertas enfermedades.

Todo empieza en el intestino

Para esta corriente de salud nutricional, los tratamientos biomédicos se basan en la recuperación de la flora intestinal en primer plano, porque cuando aparece la enfermedad, lo principal es aliviar el...

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