Claves para ganarle al estrés de diciembre

"Somos como hormigas cuando está a punto de llover: corremos para todos lados". Así define Paula Passalenti diciembre, ese mes del año que inexorablemente nos enfrenta a un extra de obligaciones, compromisos y tareas. "Llega el boom de los listados: el de las compras para las Fiestas, el de los saludos, el de objetivos no logrados y por cumplir, el de actividades del colegio. Hay, además, una sobredemanda social: es diciembre y hay que juntarse, ese es el lema, y parece que no se puede cuestionar", asegura Paula, de 38 años, mamá de Charo, de 4, y fundadora de El Club de los Quesos. ¿Cuál es su estrategia para surfear diciembre? "Mantener el buen humor es mi mejor aliado. Trato de no dejar de bailar al menos una vez a la semana y de tener la agenda organizadísima. Pero lo más importante es tener la tranquilidad de que el martes 2 de enero todo seguirá su curso", dice.

Pero avistar el enero que se esconde detrás de una agenda tan ajetreada como la de diciembre no siempre resulta fácil. "El cierre del año viene con una sobreoferta de compromisos que incrementan la presión y el nerviosismo familiar. Clases abiertas de los hijos, muestras de fin de ciclo, graduaciones y premiaciones de día en pleno horario laboral combinadas con brindis, cenas y trasnochadas en días de semana hacen de diciembre una carrera de obstáculos. Los adolescentes y sus calendarios complicados por materias a diciembre o a febrero, más las fiestas de egresados a diario, aportan al estresazo. Y en ese clima alterado se acerca Papá Noel, que cada vez seduce menos", enumera Susana Mauer, psicoanalista especializada en niñez y adolescencia.

Irritabilidad, falta de motivación, abatimiento. Esos son los signos cardinales de esta época del año, todos síntomas que caben fácilmente dentro de la definición del burnout o síndrome de estrés laboral extremo. Aunque aquí la sobredemanda abarca no sólo la esfera laboral. Un aspecto de peso en diciembre en la tentación de hacer un balance del año, que suma un factor más de inestabilidad: lo emocional. "Las fiestas de fin de año, en particular el tránsito del año viejo al año nuevo, suelen ser un momento de balance, de evaluación de aquello que se logró, pero también de frustración por lo que no pudo cumplirse en el curso del año", comenta el médico psicoanalista Juan Eduardo Tesone. Su colega Nora Leal Marchena, psiquiatra infantil-juvenil, agrega: "Cuando llegan los últimos días del año aparecen sensaciones de urgencia, ya que muchas veces se siente que hay que terminar todo lo que se está haciendo o todo lo que está pendiente. Es como si se perdiera la sensación de continuidad del tiempo y todo fuera a terminar en esos días. Esto conduce a situaciones de estrés".

¿Es posible abstraerse de este clima de agobio y sobreexigencia estacional? No, o al menos...

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