La clave es hacer lo que uno elige y no lo que le toca

Una de las tantas protestas que hubo este año en las calles porteñas, en reclamo de más planes sociales

Hace unos días escuché la frase que titula esta nota en una película y en lugar de motivarme a escribir con espíritu positivo y emprendedor, me terminó provocando la lamentable sensación de que, como país, sostenemos una baja calidad de vida por elección y no por lo que nos tocó.

Si dicen que alguien se siente rico cuando el dinero que rechaza le sabe mejor que el que acepta, aquí nos sentimos bien pobres, porque terminamos aceptando cualquier cosa. Es increíble que vivamos en una sociedad que pondera y festeja tener déficit fiscal, pero condena bajar el gasto o tomar deuda para financiarlo. ¿Quién va a querer financiar ese déficit fiscal?

Con el enorme placer de recibirlos en este espacio, les propongo esta vez aprender a decir: "Listo, ya está, basta, no quiero esto para mí".

Los que tenemos muchos años de mercado, de caminar la calle, sabemos que el valor más importante en los negocios es el timing, el momento en el que se decide invertir o desinvertir. Cuantos más datos juntemos para tomar la decisión adecuada, más posibilidades tenemos de confundirnos con ellos. Cuando uno estudia los casos de éxito, de empresas o de profesionales (artistas, abogados, médicos, periodistas, etcétera), encuentra como factor común la intuición, la perseverancia, la eficiencia y la prudencia. Porque, finalmente, tiene éxito aquel que interpreta mejor lo que quiere la mayoría de la gente y tiene el coraje de hacerlo.

Porque aprender a decir "hasta acá", "basta" o "no quiero esto para mí" es una de las principales claves para trascender. Pensemos en la experiencia (descripta por Nassim Taleb) del pavo aquel que engordaban antes de la cena de Navidad. Su confianza aumentaba a medida que se repetían las acciones alimentarias, y cada vez se sentía más seguro, pese a que el sacrificio era cada vez más inminente. Incluso en el día anterior a la reunión navideña familiar, le preguntaron al pavo: "¿Cómo se siente?". Y el pavo respondió: "En el mejor de los mundos. Me cantan, me alaban, me decoran, me dan de comer, la vida es fantástica". Intenten hacerle un reportaje el 26 de diciembre. ¿Estaremos como el pavo?

Es increíble que vivamos en una sociedad que pondera y festeja el déficit fiscal y condena bajar el gasto o tomar deuda para financiarlo

Nada es más desalentador para el éxito que la creencia de que el esfuerzo no será recompensado. Una pyme, un...

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