Ciudad Oculta ya tiene su primera escuela primaria

Faltan pocos minutos para el final del recreo. En Santander 5955, en Mataderos, 60 alumnos de primer grado juegan a la mancha, a saltar la soga, al fútbol y al "pato ñato". El gris del cielo que ese mediodía amenaza con lluvia, contrasta con el blanco de los guardapolvos que llevan, en el costado izquierdo, la inscripción: "La escuela de mi barrio Virgen del Carmen". A lo largo y ancho del patio, detrás del los limites que marca el paredón de ladrillos, se levantan las paredes de las casas -la mayoría, en construcción- de la villa 15, conocida como Ciudad Oculta.

"Estamos en la primera escuela del barrio, que abrió sus puertas el 6 de marzo y que construimos entre todos los vecinos con mucho esfuerzo", cuenta Damián Reynoso, un sacerdote de 35 años que llegó a la parroquia Virgen del Carmen, en el corazón de Oculta, hace cuatro.

Se trata de una institución parroquial, primaria y gratuita, a la que actualmente asisten 60 chicos distribuidos en dos aulas de primer grado. Tiene orientación en artes y doble turno: funciona de 8 a 16 y allí reciben el desayuno, almuerzo y la merienda. Por la tarde hay talleres de danza, música, tecnología, inglés y teatro, entre otros. Es un proyecto ambicioso: una vez terminada, recibirá a 450 alumnos.

Desde el momento en que el padre Damián puso un pie en la villa, el objetivo de construir una primaria se volvió prioritario. No tardó en contagiarle el proyecto a Sebastián Sury, párroco de Virgen del Carmen. "Todos los febrero y marzo escuchaba a muchas mamás que no conseguían vacantes para sus hijos. Estamos en la Comuna 8, que es una de las que tienen mayor población infantil y las escuelas están abarrotadas", dice. "Debíamos colaborar para aliviar un poco esa situación."

Una construcción colectiva

En febrero de 2016, la parroquia había inaugurado un jardín de infantes; y, entusiasmados con la respuesta de los padres, los curas se propusieron construir la escuela. Consiguieron que la Agencia de Administración de Bienes del Estado (AABE) les cediera el terreno sobre la calle Santander, en el límite de la villa.

"Ahí dijimos: «Ahora nos falta la plata para la construcción». En septiembre pasado empezamos con una campaña en Facebook y por el barrio para conseguir los fondos. Salvo el terreno, nadie más del Estado puso un peso para la obra", asegura Reynoso. "Repartimos sobres en toda la villa, donde viven cerca de 30 mil personas. El Arzobispado de la ciudad de Buenos Aires también colaboró."

A las 12, con el...

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