El cinismo como instrumento de la política

Ha pasado más de un año de la finalización del último gobierno kirchnerista, pero lejos están muchos de sus miembros de aceptar la derrota y contribuir a subsanar los problemas por ellos mismos legados.

Por el contrario, su nivel de agresión es creciente -grupos relacionados con el kirchnerismo han tenido vinculación directa o indirecta con los ataques a pedradas y los escraches al presidente Mauricio Macri- y, lamentablemente, ese comportamiento se inculca desde lo más alto, pues lo alienta Cristina Fernández de Kirchner, quien debería dar ejemplo de moderación, autocrítica y sensatez.

Aferrada a las redes sociales, la ex presidenta se pronuncia una y otra vez con términos descalificativos, que no es lo mismo que hacerlo desde la crítica. Hace pocas horas se refirió a dirigentes vinculados con el oficialismo tildando a uno de "tilingo" y a otro de "payaso". Tiene todo el derecho de disentir, pero no la asiste ninguno para atacar como lo hace. Ni a los funcionarios ni a quienes han dado al actual gobierno su voto de confianza para gestionar.

En su ofuscación frente al segundo procesamiento que le dictó la Justicia, Cristina Kirchner ha llegado a preguntarse en Twitter si ahora también procesarán al 46% y al 54% de la población que la votó en 2007 y 2011 para que accediera a la presidencia. Una chicana a la que bien podría respondérsele que, llegado el caso, la Justicia no ha de condenar a los afectados, sino a quien los afectó.

Por otro lado...

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