¿Por qué el cine de terror convoca cada vez más público en los cines?

La monja 2, la película de terror más vista en lo que va de 2023 en los cines argentinos

Los once títulos que volverán esta semana a verse en pantalla grande para acompañar las celebraciones de Halloween sumaron este año un total de 4.552.415 tickets. Estos números equivalen a algo más del 12 por ciento de las 37.554.994 entradas que se vendieron en los cines argentinos hasta este momento en todo 2023.

En términos cualitativos, las cifras nos dicen otra cosa. Detrás de las películas animadas más grandes que Hollywood produce para el consumo familiar, de las aventuras fantásticas protagonizadas por superhéroes o personajes afines, de las superproducciones de acción o fantasía con efectos visuales de última generación y de algunas contadas propuestas destinadas al público adulto, el único género capaz de llevar gente al cine en cantidades significativas es el terror. Uno de cada diez espectadores lo rubrica frente a semejante competencia.

Cuando otras propuestas temáticas para el público adolescente o adulto, además de géneros o inclusive películas de determinado origen (como las argentinas en la etapa pospandémica) están perdiendo espectadores de manera sistemática, solamente consiguen éxitos dispersos o directamente parecen estar al borde de la desaparición, ir al cine a ver "una de terror" es un plan que sigue funcionando entre nosotros.

Patrick Wilson en una escena de La noche del demonio: la puerta roja

¿Qué tiene el cine de terror para atraer cada vez más al público y sumar estrenos y novedades en los cines como ningún otro género o propuesta? En su riguroso Diccionario de Cine, de imprescindible consulta, Eduardo A. Russo esboza una mirada lúdica para aproximarse a la definición de una película de miedo . En su mirada, la convocatoria a compartir alguna experiencia definida por el terror desde la pantalla "debe ser de tipo estético, no exento de la dimensión de juego que lo conecta con algunos de los oscuros placeres del espectador".

Ese posible deleite se conecta en principio con el magnetismo irresistible que despierta el contacto con los misterios y enigmas más profundos del inconsciente humano. El crítico británico Robin Wood sugiere que este matiz diferencial es el que estimula al cine de terror a mostrar sin complejos todo aquello que el resto de los géneros oculta, anula o reprime. Dicho en otras palabras, todo aquello que negaríamos o rechazaríamos por completo en nuestra vida cotidiana se convierte en una especie de goce...

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