Cine en la Redacción: la lección de Spotlight

Hace algunos meses nos reunió un libro de Guy Talese, Retratos y encuentros. Estábamos en un restaurante celebrando el comienzo del Año Nuevo y, cuando la cena estaba llegando a su fin, el conductor del equipo nos regaló quince ejemplares idénticos de ese libro fabuloso, cumbre del nuevo periodismo, que es una lección insoslayable para periodistas. Escribí una pequeña memoria de aquel encuentro, porque mientras conversábamos sobre Talese y su condición de cuentista excepcional, capaz de atrapar en una silueta el alma de un personaje utilizando los polvos mágicos de la literatura, sentí que compartíamos el mejor oficio del mundo.

Esa noche sentí, también, la tenue emoción que provoca la camaradería, que a veces puede ser una forma invisible de la amistad. Todos los días miramos juntos el mundo, intentamos comprender hacia dónde va este universo enmarañado que tantas veces se parece a un infierno y contamos historias que nos conmueven y -confiamos- pueden conmover a nuestros lectores. No importa si esa historia se refiere a grandes personalidades o a seres algo más modestos que llevan vidas grises y luchan a capa y espada por sobrevivir. Lo que importa de verdad es descubrir la aventura existencial de individuos que nos ayudan a comprender el mundo y a comprendernos -siempre de manera insuficiente- a nosotros mismos. En ese espejo que es un diario, cada uno de nosotros suele encontrar su propia huella, porque, aunque tengamos disensos o nos enredemos en discusiones despiadadas, en esa memoria fugaz del mundo que es un diario, cuyas crónicas apresuradas constituyen la primera versión de la historia, descubrimos una parte de nuestra biografía. Ciertos días el fervor se esfuma y nos consumen la pereza, el desaliento o la rutina. Pero siempre un hecho excepcional nos restituye la ilusión del comienzo, cuando escribíamos con torpeza y fe ciega confiando en que podíamos cambiar el curso de las cosas.

Recordé la escena de aquella noche de diciembre cuando esta semana, tras el vértigo y las fatigas del cierre, nos vimos nuevamente reunidos en una sala del diario ya vacío donde proyectamos En primera plana (Spotlight), una película que se ocupa con sinceridad de nuestro oficio y demuestra a quienes no han sido aún devorados por el descreimiento o el cinismo que, de tanto en tanto, el periodismo puede contribuir a que el mundo sea un lugar algo más justo. En primera plana cuenta la investigación que emprendió un pequeño equipo periodístico del Boston...

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