En el del cine independiente argentino

Son las once y media de la noche cuando mi micro llega a una terminal completamente pelada en Villa Gesell, "la terminal nueva", le dicen, pero más que nueva parece inaugurada antes de tiempo. Ni un quiosco abierto para comprarse un sándwich. La productora me escribe que me guardan comida.

El hotel se ve lindo y huele a sal, la puerta está abierta pero no hay nadie en el mostrador. Suena cumbia fuerte y en un piso superior se ve gente bailando: unos egresados, algo así. No veo a nadie que me esté buscando. "Ya pasó tres veces esa chica", escucho que dice un egresado, o un coordinador, por la edad. Entonces miro y reconozco las caras de algunos actores. El hotel está completamente tomado por la película de Juan Villegas a la que vine a entender cómo se hace cine en la Argentina, lejos del glamour hollywoodense y la farándula televisiva.

Por suerte conozco a Camila Fabbri, escritora y actriz, que en la película hace de guardavidas: ella me lleva al patio donde todos fuman y me los presenta. Son diez o doce entre la asistente de dirección, la directora de fotografía, productores, utileros y actores. El elenco es chico: además de Camila Fabbri están Pilar Gamboa, la colombiana Valeria Santa, el campeón argentino de freestyle Wos (nacido Valentín Oliva) y Santiago Gobernori, que compartió cartel con Gamboa en La terquedad en el Cervantes. Solo falta Gobernori, que llega mañana directo para rodar, en el mismo micro que Villegas.

Les digo que no se preocupen por mí, que hagan como que no estoy. Se ríen: no les cuesta en lo más mínimo. Los actores son exactamente eso, lo leí en un texto de Foster Wallace: gente experta en hacer como que no sabe que la están mirando. Llega mi comida: ceno mientras escucho a Pilar Gamboa contar que hoy le hicieron una entrevista en un canal de la costa y lo primero que le preguntaron fue su nombre, como si la hubieran agarrado a ciegas por la calle.

A eso de la una todos se van a dormir; mañana están citados a las 7. Yo me voy también, pero antes creo oír a la asistente de dirección y la directora de fotografía, que también es camarógrafa, decir mi nombre varias veces. "Le decimos 'tami' al tamizador, que es un aparato", se ríen. "Estamos discutiendo cómo vamos a filmar mañana, toda la jornada en el jeep", me explica la asistente de dirección. "Te tocó un día raro para ver".

Algo azul, algo prestado

A la mañana del día siguiente no llegaron ni Villegas ni Gobernori: el micro en el que venían pinchó una goma. Ana, la...

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