Cine argentino. Por octava vez peleará por un Oscar, pero pese al prestigio, sigue siendo discutido. ¿Puede enamorar al público?

Entre el prestigio y los contados éxitos comerciales, el cine frente a un debate que mira al futuro

Argentina, 1985 , la película que este domingo buscará el tercer Oscar para el cine nacional , sigue abriendo debates. Lo hace desde su estreno en septiembre de 2022, al situar un tema como el de la transición democrática y el juicio a las Juntas en la arena pública en tiempos en que los consensos políticos y el estado de las democracias liberales se encuentran en un terreno de permanente discusión. Continuó en los meses siguientes, en pleno éxito mundial de la película, con la aparición del interrogante sobre el rol de la ficción a la hora de retratar sucesos históricos , que siempre habilita reclamos y objeciones.

Mientras tanto, hay un eje de reflexión que hoy sigue latente, aun después del respaldo crítico, el éxito de recaudación y el notable protagonismo del film en las premiaciones, y es aquel que nos permite pensar sobre el estado del cine argentino en el presente y su evolución hacia el futuro . ¿Es la película de Santiago Mitre un fenómeno aislado o puede marcar una tendencia de recuperación del cine argentino en las salas locales y en los más prestigiosos festivales internacionales?

A ese disparador se suma la pregunta por el rol de las plataformas de streaming en la producción, distribución y exhibición del cine nacional. Argentina, 1985 fue gestada por Amazon Prime Video, con un presupuesto muy superior al de todos los films financiados por el Instituto Nacional de Cine y Artes Audiovisuales (Incaa) y con una ventana de apenas tres semanas de exhibición en salas antes de quedar disponible para los suscriptores online. Ese formato de estreno hizo que las cadenas de cines como Hoyts-Cinemark, Cinépolis y Showcase se retiraran de la exhibición, quitándole las bocas de expendio que concentran casi el 40% de la recaudación anual.

Camila (1984), de María Luisa Bemberg, fue el tercer largometraje argentino en competir como Mejor Película de Habla No Inglesa

Pese a que la disputa parece darse entre corporaciones en una tendencia mundial cada vez más marcada, que pretende que las salas sean el espacio de los tanques de Hollywood y las plataformas el lugar de los cines nacionales o del cine de autor e independiente, Argentina, 1985 logró superar el millón de espectadores en salas y consiguió un reestreno luego de su nominación al Oscar. Esos resultados permiten preguntarse cuál es la estrategia para que el cine local no resigne las salas; también, si es posible que no se trate de un caso aislado y que el cine argentino vuelva a sentar espectadores frente a la pantalla grande.

Los primeros años de la década del 2010 señalaban una paradoja incipiente: un progresivo crecimiento de la cantidad de entradas vendidas en las salas argentinas al mismo tiempo que un marcado descenso de la participación del cine nacional en la recaudación. Por ejemplo, en 2013 se vendieron 47 millones de entradas (cifra récord hasta entonces) y las entradas del cine argentino llegaron a 7.035.000 (sin contar Espacios Incaa ni salas alternativas), un 15% del mercado. En 2017 -con 187 estrenos nacionales contra 153 de 2013-, la cifra general ascendió a 48 millones de entradas vendidas mientras que la del cine argentino descendió a poco más de 6 millones, con una cuota de mercado del 12,8%.

La excelente performance de 2013 se debió en parte a que cuatro películas nacionales se ubicaron entre las 15 más vistas ( Metegol, Corazón de León, Tesis sobre un homicidio y Séptimo ), y sumando una quinta ( Wakolda ), concentraron el 88% del público que eligió el cine nacional. En cambio, en 2017 solo Mamá se fue de viaje ingresó en el Top Ten nacional, con 1.675.000 espectadores, y la siguiente fue El fútbol o yo , con 1.070.000. Otras como Nieve negra o La cordillera , ambas con Ricardo Darín, no superaron los 700 mil espectadores. Nuevamente, la concentración es una constante en la evolución del cine argentino.

En 2022, con los efectos de la pandemia todavía presentes, aunque con cifras ampliamente superiores a las de 2020 y 2021, las salas recibieron a 34,2 millones de espectadores mientras que el cine argentino sumó 2,8 millones, apenas un 8% del mercado. Argentina, 1985 fue la única película nacional que se ubicó entre las diez más vistas , con 1.090.000 (datos de diciembre pasado), cifra que ya se ha superado en los recientes reestrenos y que tiene su expansión en el streaming , aunque no en las salas.

Sergio Renán dirigió La tregua (1974), basada en la novela de Mario Benedetti, y logró la primera nominación argentina a los Oscar

Sin dudas un fenómeno, pero con cifras en los cines que quedan lejos de los 4 millones de espectadores de Relatos salvajes (2014) o los 2,6 de El clan (2015) , por citar éxitos de este siglo y no tener que recurrir a la era dorada de los estudios o al furor por el cine nacional en tiempos de El santo de la espada (1970) o Nazareno Cruz y el lobo (1975), que requeriría de otro análisis sociocultural y económico.

El dilema de la concentración en la taquilla, vale aclararlo, no atañe solo al cine argentino, sino a la exhibición en general (los diez primeros films de la tabla concentran más del 50% de toda la recaudación del año), agravado por las restricciones en exhibición que dejó la pandemia (cierre de salas) y la creciente competencia de las plataformas .

Para buscar respuestas a los múltiples interrogantes sobre el estado actual del cine argentino, LA NACION revista consultó a diversas voces del mundo cinematográfico para enriquecer la reflexión. La consulta fue: " Argentina, 1985 logró conjugar el éxito de público y crítica, en tiempos en que las películas nacionales han perdido protagonismo en las taquillas locales y en festivales internacionales. Mientras tanto, ganan espacio en el streaming . ¿Cree que el cine argentino puede volver a llenar las salas y lograr al mismo tiempo reconocimiento en el mundo? ¿Qué papel juegan (o deberían jugar) las plataformas?".

Anahí Berneri

Directora y productora. Actualmente, en rodaje de Elena sabe

"La merma en la asistencia del público a las salas para ver cine argentino es un fenómeno anterior a la pandemia, ya entonces existía una crisis muy importante que la pandemia terminó agudizando. Creo que se debe a un cambio de paradigma respecto de la relación del público con las salas de cine, que responde a una tendencia global. De hecho, el cine más convocante siempre se alimentó de las figuras (sin restarle méritos a la autoría). Y hoy en nuestro país son pocas las figuras que pueden determinar el éxito de una película: el star system de la televisión ya perdió fuerza y los productores sugieren nombres que no vienen de la actuación, sino que son un éxito en redes sociales. Por ello es imprescindible establecer alianzas entre el Estado, el sector privado y las plataformas para reconectar al público con las salas y las películas. Asimismo, celebro que las plataformas apuesten por un cine de autor y popular. Muchas de ellas se están animando a producir un cine de temáticas arriesgadas. También me parece valioso que decidan estrenarlas en las salas, porque no tienen ninguna responsabilidad de hacerlo. No es su tarea fomentar ningún tipo de cinematografía. Esa es la responsabilidad del Incaa, que debe velar por la cultura cinematográfica del país".

Dios se lo pague (1948) fue el primer largo...

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