Un cierre con un clásico de clásicos

"Debo confesar que estoy feliz, porque de chica soñé poder bailar grandes clásicos: este es uno de ellos, y lo enfrento apostando a aprender." Carla Vincelli (31 años) responde así a la propuesta de confrontarse con una actuación premonitoria: hace escasas semanas, en la versión de La Cenicienta del coreógrafo Renato Zanella que ofreció el Ballet del Colón, compuso una prima ballerina de ficción, sofisticada e irónica, del París de 1890. Ahora se convierte, ella misma y por primera vez, en una primera bailarina real, al encarnar las seculares heroínas Odette y Odile de El lago de los cisnes en cinco de las nueve funciones con las que la compañía oficial que dirige Lidia Segni cerrará la temporada.Su debut, en el que cabe sospechar que deposita grandes expectativas porque no siempre se tiene acceso a una protagonista de este calibre, será esta noche, en pareja con Federico Fernández; en algunas de las funciones subsiguientes -que se prolongarán hasta el sábado 28- Carla será acompañada por Edgardo Trabalón.El lago de los cisnes es uno de esos "grandes clásicos" que todo intérprete sueña con asumir alguna vez. Y un clásico es eso: algo que no se desgasta en la ambición de los bailarines, de una generación a otra, porque siempre encierra algo por descubrir. Por ejemplo, sutilezas no profundizadas en la relación entre los personajes, o impensadas implicancias en las derivaciones de la trama básica. Marius Petipa, que plasmó la versión definitiva en 1895, supo rehacer tramos de su concepción, amén de haberle ofrecido a su colaborador Lev Ivanov la andadura (etérea y monumental, por lo demás) del segundo acto.Petipa fue jubilado en 1903, en el Teatro Mariinsky de San Petersburgo; tenía 85 años y viviría siete años más, pero la vigencia de su pieza, como la tristeza de Jobim, no tendría fin. Fueron incontables los coreógrafos que, después de él, partieron de la estructura básica y armaron sus propias puestas, por lo general con variantes sutiles. En 2001, el notable exbailarín británico Peter Wright (con la colaboración de Galina Samsova, que introdujo un dúo en el segundo acto) estrenó su propia versión en la Ópera de Estocolmo. El ingreso de esta adaptación del inmortal ballet al repertorio del Colón es una importante adquisición."Es la primera vez que bailamos los roles principales de El lago de los cisnes, de modo que no nos costó adecuarnos a las variantes de Peter Wright respecto de las anteriores versiones que hizo el Ballet del Colón", señala...

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