A cien años del nacimiento de Pier Paolo Pasolini, el poeta, cineasta e intelectual herético del siglo XX

Poeta, novelista, director de cine, polemista y semiólogo: Pier Paolo Pasolini

Poeta, director de cine, novelista, crítico feroz de los poderes de su época (la Iglesia católica y el Partido Comunista Italiano, entre ellos), actor, periodista, dramaturgo, traductor y semiólogo a contrapelo de la cultura, Pier Paolo Pasolini (1922-1975) podría ser definido en sus propios términos como un autor que, al recoger "sus signos del caos", produjo un mundo como estilo. Como director, intentó llevar a la pantalla su "cine de poesía". Cien años atrás, nacía en Bolonia "la roja" -por el color de los tejados y por ser una de las ciudades italianas más izquierdistas- el autor de Las cenizas de Gramsci , Chicos del arroyo y Teorema . "Pasolini me parece la figura más notable que ha surgido en las artes y las letras italianas después de la Segunda Guerra Mundial -dijo la escritora estadounidense Susan Sontag-. Su poesía es una parte importante de su apasionada, poderosa y vulnerable obra, una obra en y con la historia y del trágico itinerario de su sensibilidad".

Retrato de Pasolini, tomado en París en 1961

Bajo el influjo de Arthur Rimbaud, comenzó a escribir poemas en la infancia. Mientras crecía, leyó a sus compatriotas Ungaretti, Quasimodo y Montale (y por supuesto a Dante Alighieri), y a Dostoievski , Tolstoi, Shakespeare, Coleridge, Novalis y Proust. En su juventud, a la vez que cultivaba espíritu y cuerpo ("los deportistas están poco cultivados y los hombres cultivados son poco deportistas; yo soy una excepción", dijo), participó de las competencias fascistas y empezó a escribir poemas en friuliano, Poesie a Casarsa , que publicó apenas cumplidos los veinte años, en la década de 1940. En los años 1950 llegarían sus grandes libros, como la novela Chicos de arroyo , el poemario Las cenizas de Gramsci y, otra vez una novela, Una vida violenta , llevada al cine por Paolo Heusch y Brunello Rondi.

"Ateo y a la vez religioso, apasionado por hacer valer lo que hay de sagrado en los seres y los actos de la vida; comunista, inclaudicable en su ‘herético’ rechazo de cualquier ortodoxia; homosexual sin tapujos y duro cuestionador del culto de la libertad sexual -dice a LA NACION el escritor Daniel Freidemberg-. Contradicciones que vienen de una radical fidelidad a un núcleo profundo: el amor a lo que está vivo, a lo que él, Pasolini, llamaba ‘la realidad’, en oposición a ‘la irrealidad burguesa’. Primero a través de su oposición al fascismo y luego a una...

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