Chile vota a desgano un nuevo plebiscito constitucional

El presidente de Chile, Gabriel Boric

SANTIAGO, Chile.- Sin épica, sin dramatismo, y en una instancia que para buena parte de la ciudadanía no es más que un trámite que sobrecarga aún más la agenda navideña de fin de año, los chilenos acudirán a las urnas este domingo para dirimir el futuro de una nueva propuesta de Constitución.

Se trata del segundo intento de los últimos cuatro años por modificar la Carta Magna, y del cierre de un proceso que se inició con fuerza a partir del estallido social de octubre de 2019 y que ahora termina completamente desdibujado.

Con un padrón de 15,4 personas habilitadas para sufragar y bajo la modalidad de voto obligatorio, los chilenos llegan a la instancia sin exhibir mayor interés y con un evidente hartazgo electoral.

Un militar hace guardia frente a un puesto electoral en el Estadio Nacional, en Santiago de Chile

En los últimos cuatro años se han realizado nueve elecciones y, según los sondeos, el tema constitucional está muy lejos de las prioridades ciudadanas que hoy son la incertidumbre económica y la inseguridad.

"Se ha solidificado la percepción de que una nueva Constitución no resolverá los problemas fundamentales, los cuales son más bien de una naturaleza distinta a la creación de nuevas reglas del juego macro como es una Carta Magna. La solución propuesta para la crisis de octubre de 2019 parece haber sido más una decisión tomada en la cúpula que una respuesta integral a las demandas que vimos de forma masiva en las marchas de esas semanas", sostiene el cientista político Ignacio Imas Arenas.

"En Chile se está incubando un fuerte sentimiento antiestablishment, lo que significa que cualquier entidad asociada con los poderes tradicionales carece de conexión significativa con una gran masa crítica que se encuentra cada vez más fuera del sistema", añade el también gerente de la consultora Imaginación.

Un chico muestra un poster contra el proyecto constitucional, en Santiago de Chile

Tras el fracaso electoral del primer proyecto elaborado por la izquierda más radical y que con voto obligatorio en septiembre de 2022 alcanzó un 62% de rechazo, la segunda propuesta -escrita por un Consejo Constitucional dominado por la derecha conservadora-, tampoco ha logrado conectar con la ciudadanía.

Desde esa dimensión surge una paradoja: es posible que la actual Carta Magna vigente elaborada en la dictadura de Augusto Pinochet -y reformada por el expresidente Ricardo Lagos- se mantenga.

Qué dicen las encuestas

Según...

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