'Estoy como un chico en el día de Reyes'

RIAD.? Son unos 25.000 habitantes, que pasan los días entre la ganadería, la agricultura y la pelota. En el partido de las Flores, en la provincia de Buenos Aires, se conocen todos: la escuela, la plaza, la iglesia, el pequeño centro, las vacas, el campo y los balones que espían redes. Los días son todos más o menos iguales: de la casa al trabajo, del trabajo a casa. Veinte años atrás, Carlos Costa, un empleado municipal de manos gastadas, volvía del trabajo hecho pedazos. Pero no podía aflojar: había que terminar de construir esa suerte de casita de techo de chapa y corazón de hierro. Lo ayudaba Viviana, su mujer, la madre de tres varones. Uno de ellos, Alberto, ponía manos en el asunto: si había que pintar, pintaba. Si había que soltar ladrillo sobre ladrillo, se las arreglaba. No era una luz en el colegio (aún le resta el último año de la escuela secundaria), pero la esperanza siempre fue una suerte de estampilla pegada sobre su frente.Jugaba al fútbol, como todos los chicos del barrio, en el club Terraza. Lo divertían más, sin embargo, las calles de tierra. Pies desnudos, se creía Maradona: no lo paraba nadie, gambeta sutil. La vida no era divertida: el sueldo de Carlos se acababa, religiosamente, cada 15 de mes. Alberto trabajaba en una panadería. No era un artesano, pero se las rebuscaba: masa, levadura, leña y un horno de 45 grados en esas tardes de 45 grados a la sombra. Se llevaba, todos los días, azúcar, yerba, pan: su sueldo no era dinero. No hacía falta, en casa de los Costa lo que faltaba era el pan de todos los días.Alberto Costa es Tino Costa. Está parado con LA NACION, sobre una pared bañada en oro. Al menos, se le parece: todo lo que rodea es oro en Arabia Saudita, país conservador, tierra de millones. Cosas del petróleo. Tino nunca jugó en el fútbol argentino, tampoco le hizo falta: hoy es un hombre de selección con una historia increíble. Titular en el ensayo de esta tarde contra los árabes, lesionado su amigo y compañero Fernando Gago en Valencia, su voz es un oasis en el mundo de los excesos que suelen envolver al seleccionado.A Tino le dolía el estómago años atrás, maltratado por el hambre. A Tino le duele el estómago ahora mismo, cosquilleo lógico antes de su bautismo en celeste y blanco. "Estoy como un chico en el día de Reyes", grafica, mientras describe su historia.Comenzó en el CaribeAconsejado por un cirujano amigo con contactos futboleros, no se sabe cómo, no se sabe bien por qué, aterrizó en Guadalupe, un diminuto...

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