Un chico de la casa que arrunió los planes galácticos

MADRID.- Real Madrid soñaba con las remontadas románticas de los años 80 y terminó hundido por una pesadilla de su presente de esplendor galáctico. Álvaro Morata, un chico de la casa al que la superposición de estrellas obligó a emigrar, arruinó la fiesta en el Bernabéu con un zapatazo que le rompió el arco a Casillas justo cuando parecía que la Juventus empezaba a entregarse.

No lo gritó Morata. Como no lo hizo en Turín cuando estampó el primer gol del 2-1 que, a la larga, sería letal. Había que verle la cara a Ancelotti, el DT madridista que lo dejó ir. El hombre cuyo futuro ya es tema de debate miraba al banco y la única opción que tenía era el voluntarioso Chicharito, pura impotencia en el empujón tardío del último campeón.

Juventus había salido a jugar, generosa con la pelota, dispuesta a pelearle la posesión y administrar los nervios del Madrid. Lo logró apenas un cuarto de hora. Cuando Kroos decidió dar un paso adelante, Marcelo se lanzó como extremo y Benzema se puso a enloquecer a Chiellini y Bonucci, se vio en la cancha una grieta de nivel en apariencia insalvable. A los 22 minutos un riguroso fallo del árbitro le dio a los locales un penal. Cristiano Ronaldo cumplió: 1 a 0.

La soledad de Tevez, el empeño de Morata y el talento de Pogba...

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