Una chica solidaria

Carolina Stanley, la ministra de Desarrollo Social, domina desde su despacho, en el piso 14 del viejo edificio de Obras Públicas, una imponente panorámica de la avenida 9 de Julio hacia el Obelisco.

El gran ventanal es un imán que invita a acercarse para comprobar si el tránsito fluye, Metrobus incluido, o hay alguna marcha o piquete que lo trabe. También para intentar descubrir qué parte le toca de la gigantografía en acero de Eva Perón que cubre dos paredes del edificio. La oficina de Stanley está a la altura de los brazos de la Evita enojada, la combativa, y de ceño fruncido, que mira hacia el Norte, la zona más pudiente, en contraposición a la Evita amable, de mirada bondadosa y sonriente que apunta hacia el Sur más pobre, tal vez la huella escultórica más ostensible que dejó el cristinismo.

El bullanguero sonido de los instrumentos de percusión de los manifestantes suele subir como una letanía bien audible por más que su oficina esté en las alturas, pero eso no es lo que viene sucediendo, por lo menos, en las últimas semanas. Como por arte de magia, los cortes y protestas callejeros se han reducido drásticamente.

El encanto, el don de la escucha y el saber hacer de esa mujer que parece una chica por su look sencillo y fresco perforaron también los comprensibles prejuicios sociales de los principales jefes piqueteros con los que ha sabido establecer un buen diálogo para avanzar en busca de algunas soluciones. Stanley es otro de los fenómenos femeninos en claro ascenso dentro de Cambiemos. Sucedió a María Eugenia Vidal en Desarrollo Social de la Ciudad y a Alicia Kirchner, en el mismo ministerio, pero de la Nación. El cambio estético y de estilo es evidente. Stanley está convencida de que no hay forma de avanzar en una sociedad mientras un tercio de la misma sea pobre.

En los últimos meses se sucedieron tres climas sociales bien diferenciados:

1) Un trabajo intenso y específico desde el ministerio de Stanley, articulado con otras áreas de Gobierno, al año pasado, permitió atravesar un diciembre tranquilo, lejos de su oscura maldición. Objetivo cumplido, más allá de algunas protestas callejeras que nos tuvieron a maltraer a fin de año. Pero...

2) ...la expectativa en el seno del propio gobierno, de que entre febrero y marzo de este año, la gente iba a empezar a sentir cierto alivio económico no se dio en los hechos, casi al mismo tiempo que estallaba como escándalo el tema Correo. Poco después, encima, se desataba la protesta docente como...

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