En Chaco, lo mejor de la música de raíz folklórica

RESISTENCIA.- La Argentina ha tenido, a lo largo de su historia, una actitud teocéntrica en torno a la diosa Buenos Aires. O, si la explicación fuera más física que teológica, se podría decir que la ciudad Capital ejerce una fuerza centrípeta que atrae todo lo que ocurre en el resto del país. Lo atrae, lo magnifica y lo devuelve a su lugar de origen o lo esparce hacia otras ciudades, pueblos y regiones. En la música, por ejemplo, hubo una época en la que un tema andino como "El humahuaqueño" podía ser escrito en un colectivo que andaba por el centro porteño, los santiagueños se mudaban a la Reina del Plata para cantar sus nostalgias y los referentes del más puro chamamé vivían en La Boca. Afortunadamente, con los años, ciudades como Mendoza, Córdoba, Rosario y Salta hicieron valer su peso regional al punto de que la música que ahí se hacía se esparcía al resto del país. Hoy, en el Litoral existe un corredor musical cada vez más rico que, a su vez, se conecta con otras regiones.Por estos días se realiza en Chaco el Cuarto Congreso Argentino de Cultura, un encuentro que, además de contar con una programación enfocada a las políticas culturales (igualdad social, procesos identitarios e integración latinoamericana, entre otros temas), tiene un sólido contenido musical que da cuenta de un tejido reticular de producción, a través de artistas que no son de convocatoria masiva. El primero de estos conciertos fue denominado Música Interior, una forma de definir todas esas realidades sonoras en un mismo concepto: compartir y celebrar la diversidad y la calidad. La grilla artística, pocas veces vista, confirmó que para llegar hasta acá muchos intérpretes debieron pasar por Buenos Aires para hacer algún trasbordo de avión. Pero para generar música juntos no fue necesario hacer ninguna escala.La cantante Liliana Herrero y el guitarrista Juan Falú oficiaron de anfitriones y alternaron sus interpretaciones con las del resto de los músicos. Cada uno de los convocados dio una pequeña muestra de su arte a lo largo de varias horas de concierto. Desde las primeras voces patagónicas, como la de Luisa Calcumil y la expresión abierta y sincera de Eduardo Guajardo hasta la última pieza de la noche, "La media pena", interpretada por Falú, el mapa musical fue tan vasto y extenso como la geografía del país. Y la cantidad de artistas convocados fue suficiente como para llenar con excelente criterio artístico un festival en varios teatros, durante cuatro o cinco días. La diferencia...

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