La CGT y los Moyano cargan con el ajuste

Héctor Daer cruzó mensajes por chat y llamadas con Santiago Cafiero y Claudio Moroni a la mañana siguiente del . "No hablamos de medidas de fuerza", les aclaró el jefe cegetista a los funcionarios. El mensaje fue trasladado más tarde a Olivos: la sangre no llegará al río, le transmitieron al Presidente. Es decir, no habrá un paro ni una movilización de protesta de los gremios aliados. La fugaz amenaza fue apenas un espejismo de rebeldía en medio de un contexto de crisis y ajuste.En la coalición oficialista se está haciendo costumbre plantear por escrito las diferencias. Hace algunas semanas fue la carta abierta de Cristina Kirchner, que marcó un quiebre en su relación con Alberto Fernández. El martes surgió de manera inesperada . Unas horas más tarde, casi en paralelo, Juan Carlos Alderete, uno de los integrantes del triunvirato piquetero, el tándem estratégico de movimientos sociales, expresó también su rechazo al plan oficial de movilidad jubilatoria, lo que anticipa su voto negativo al proyecto a pesar de ocupar una banca de diputado por el Frente de Todos. Faltaría nomás que Hugo Moyano se decida a abrir la boca para referirse al curso económico en lugar de insistir en sus críticas a Mauricio Macri y victimizarse por ser blanco de un presunto espionaje ilegal.Moyano elude referirse a la gestión del Gobierno y deja estratégicamente que al desgaste lo absorban Daer y "los Gordos", sus rivales en el ajedrez sindical. El 17 de octubre pasado, cuando Moyano , evitó menciones al dólar paralelo, que había superado por entonces los $190. Tampoco habló de inflación ni de las exigencias que plantearía el Fondo Monetario Internacional (FMI) en la negociación de la deuda. El jefe camionero mucho menos saldría ahora a defender el ajuste en los planes sociales o una reforma en el cálculo de las jubilaciones, que en su entorno observan con desconfianza porque la fórmula no está atada a la suba de la inflación, según averiguó LA NACION.Facundo Moyano no sabe aún cómo votar el proyecto previsional, más allá de la arenga de Fernanda Raverta, que la promocionó casi como la fórmula de la felicidad. ¿Está el hijo de Moyano otra vez entre dos lealtades, como cuando hace ocho años su padre paralizaba el país que presidía Cristina Kirchner por los alcances del impuesto a las ganancias?La misma disyuntiva que incomoda a los Moyano comenzó a hacer ruido en la CGT. Así y todo, con la excusa de evocar el regreso de Juan Perón al país tras su exilio, el moyanismo...

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