Cervantes: la búsqueda de sus restos, una novela de misterio

MADRID.– Como en un cuento de misterio, el muerto dejó las pistas para ser encontrado. Poco antes de morir, pobre y enfermo,rebosante de detalles: nariz corva, la "frente lisa y desembarazada", "los dientes ni menudos ni crecidos, porque no tiene sino seis", el cuerpo "ni grande, ni pequeño, algo cargado de espaldas". La descripción del prólogo de las Novelas ejemplares es uno de los elementos decisivos que un grupo de investigadores espera aplicar para identificar el cadáver del autor del Quijote, una aventura científica que empezó ayer en un pequeño templo del centro histórico de Madrid.Técnicos dotados de georradares iban y venían delante del retablo barroco que domina la iglesia del Convento de las Trinitarias Descalzas. En algún lugar de ese edificio habituado al silencio de las monjas de clausurasin marcar el 23 de abril de 1616.El primer reto consiste en hallar cadáveres de hace casi 400 años. La iglesia original fue reconstruida 30 años después de la muerte del escritor, lo que supuso movimientos de tierra que pudieron haber afectado los enterramientos.El segundo y más temerario, determinar la identidad de los huesos sin la ayuda de muestras de ADN.Los científicos lo ven posible. Además de los elementos descriptivos que legó el propio Cervantes (la nariz corva, los únicos seis dientes, la espalda arqueada), se conocen con bastante precisión las heridas que sufrió en la batalla de Lepanto, en 1571, cuando apenas era un soldado raso en guerra con los otomanos."Recibió dos disparos de arcabuz en el pecho que le dejaron una marcada lesión en el esternón, y otro en la mano izquierda, que le quedó atrofiada", señaló Francisco Etxeberría, antropólogo forense a cargo del operativo de rescate.El historiador Fernando de Prados añadió sobre la célebre extremidad del "manco de Lepanto": "Los dedos se quedaron retraídos, en forma de garfios, y al no usar esa mano durante 45 años los músculos se atrofian y generan unas lesiones características en los huesos del brazo. Eso ayudaría a reconocerlo entre otros restos".En sus días finales, Cervantes era un escritor admirado y de cierto éxito, pero vivía en la pobreza en una casa ínfima del viejo Madrid, una zona a la que hoy se conoce como Barrio de las Letras" (porque allí residieron los grandes literatos del Siglo de Oro, como Lope de Vega, Calderón de la Barca y Tirso de Molina).Luchando contra la vejez y la enfermedad, logró concluir Los trabajos de Persiles y Sigismunda tres días antes de su muerte. "Puesto ya...

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