Una ceremonia con aires políticos

"Bienvenidos a TV Diversidad." Anteayer, la broma de Idris Elba en la fiesta de entrega de los premios del sindicato de actores (SAG) resumió el ánimo de la velada en el auditorio Shrine, donde las estrellas del cine y de la televisión se reunieron para celebrarse y, de paso, demostrar que los blancos premios Oscar no los representan. Aunque la mayoría se acercó a ver los premios entregados anteanoche para tratar de predecir lo que podría suceder en los galardones del domingo 28 del actual, los actores se encargaron de transmitir su mensaje lo más fuerte y claro posible. Más allá de allanarle el dorado camino a Leonardo Di Caprio hacia el escenario del teatro Dolby por su papel en Revenant: el renacido, lo cierto es que Elba fue el gran ganador de la noche con dos triunfos, uno por su papel secundario en el film Beast of No Nation, de Netflix, y otro por el protagónico en la serie británica Luther.

A nadie le pareció una casualidad que Uzo Uduba se llevara la estatuilla de mejor actriz de comedia por Orange is the New Black (también consiguió el premio al mejor elenco), que Queen Latifah se quedara con el galardón por su trabajo en el telefilm Bessie de HBO y que Viola Davis lo ganara por su fantástica Annalise Keaton de How to Get Away With Murder.

En el contexto de la polémica racial por la falta de candidatos negros en los Oscar, los triunfos de anteanoche pueden sonar más a acción política que a consideración artística, aunque conviene aclarar que las nominaciones de los SAG fueron anunciadas mucho antes que las de los Oscar. Y también que el notable...

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