Censurar y castigar

AutorGabriel Ignacio Anitua
Páginas55-57
CENSURAR Y CASTIGAR (11)
Cada vez resulta más clara la necesidad de prestar atención a
determinadas discusiones penológicas que se plantean en otros
ámbitos estatales. Si estos debates han ocurrido en los Estados
Unidos o Inglaterra, y han ejercido influencia en las políticas penales
de los últimos años, la necesidad deviene urgencia. En nuestro
ámbito es significativa, por contrario, la ausencia de registro del
recorrido teórico que no impide la literal copia de algunos de esos
discursos estatales en relación al castigo y la prevención de delitos
(que se encuentran en las plataformas de los partidos políticos de
derecha como de los que se pretenden de izquierda).
Andrew von Hirsch fue, desde 1976 cuando publica Doing
Justice, uno de los primeros y más destacados críticos al sistema
punitivo asociado al Estado de bienestar. Hasta entonces, la
ideología punitiva dominante en los Estados Unidos era la
rehabilitadora. Como se sabe, también es esta ideología la que
informa los ordenamientos legales de nuestras latitudes. Sin
embargo, en Estados Unidos ella se había llevado (en un largo
proceso que cruza casi todo el siglo XX) al extremo de imponer
penas indeterminadas legalmente y que dependieran del exclusivo
resorte tratamental. Contra este tipo de políticas (y contra el gasto
que ellas ocasionaban) se alzaron numerosas críticas radicales,
liberales y conservadoras, que en algunos puntos convergían. Como
se ha dicho, el autor de este libro fue uno de los primeros en criticar
la gran disparidad de montos de condenas para hechos similares, al
impulsar el modelo de la pena merecida (just deserts). Mientras los
grupos progresistas remarcaban en la pena indeterminada los
abusos y discriminaciones hacia determinadas personas que ella
implicaba, los grupos conservadores lograron imponer su “realismo
de derecha” que en esa crítica demandaban penas más severas y
menos onerosas para el Estado. A partir de este soporte teórico, y
con la comprobación –para nada original– de que el modelo
rehabilitador no cumplía sus objetivos explícitos, los Estados
norteamericanos (y luego Inglaterra y otros países) comenzaron a

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