La censura vuelve por el lado más inesperado

Al episodio que contaremos a continuación no se le puede aplicar otro rótulo que "censura". Se trata de una censura peculiar, perversa y embozada ya que no proviene del Estado. Algo insólito en plena democracia. Aunque acaso sea tan sólo una suerte de eco perdido y nefasto del régimen que el veredicto de las urnas decidió archivar en noviembre último.

La historia es así: el Consejo Profesional de Ciencias Económicas es una entidad con 75.000 matriculados que suele hacer de 15 a 20 encuentros abiertos al año sobre temas que van desde la actualidad económica hasta impuestos y contabilidad. Los lleva a cabo en el auditorio para mil personas que posee en su sede céntrica de la calle Viamonte. Sus mesas redondas, que convocan a expositores de primera línea y de distintas posiciones, con los que se garantiza debates muy ricos y amplios, gozan de indiscutible prestigio. Y son también abiertos al público, previa inscripción.

Para hablar sobre la ley del actor fueron invitados a participar en uno de estos encuentros el actor Luis Brandoni y el productor teatral Carlos Rottemberg. Gran sorpresa se llevaron unos días después cuando la prevista jornada de gestión cultural fue cancelada de manera abrupta.

¿Qué había pasado? La Asociación Argentina de Actores le expresó ásperamente al Consejo la inconveniencia de realizarlo. Sus autoridades le habían cursado una cordial invitación a sumarse a ese debate o a concurrir en otra fecha si se sentían más cómodos solos. No hubo caso.

"No fue un momento grato, nos vimos sobrepasados", comentó una alta fuente de esa entidad. Trascendió que el pedido extemporáneo pasó directamente a apriete cuando, para ser más convincentes, alguien habría deslizado la posibilidad de llevar adelante una protesta hasta las mismas puertas del Consejo Profesional si insistían en realizar el objetado encuentro. Los informales censores lograron su cometido: la jornada fue desactivada.

La ley del actor fue presentada el 15 de septiembre de 2015 por la entonces presidenta Cristina Kirchner y promulgada dos meses más tarde. Sirvió para animar una de sus estridentes cadenas nacionales, durante la que acusó a los empresarios privados del espectáculo de guardarse en los bolsillos la plata que debían recibir los actores, siendo que hasta el 10 de diciembre último el Estado fue el principal empleador de los artistas sin reconocer por ello el pago de ese aporte reclamado. La norma, tal cual salió, lejos de solucionar la jubilación de los...

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