Cecilia Alemani: 'Buenos Aires es como Nueva York en los años 60'

Es un secreto que promete revelar en agosto. Por ahora, para proteger el trabajo de los artistas, solo accede a adelantar que hay espacios que nunca antes alojaron una obra de arte entre las locaciones que formarán el circuito de Art Basel Cities: Buenos Aires, del 6 al 12 de septiembre próximos. Y que permitirán redescubrir el entorno desde una nueva perspectiva.

"La ciudad es la misma, pero el arte te permite ver la realidad con otra lente, con otros ojos. Puede ser una lente política o estética, pero es un filtro que hace posible ver la realidad de una forma distinta", dijo a la nacion Cecilia Alemani, curadora del High Line de Manhattan y del flamante programa impulsado por Art Basel. Debutará en la Argentina con el título "Rayuela" y artistas argentinos y de otros países, como Maurizio Cattelan.

"El título se refiere a la novela de Cortázar, pero también al juego, que pertenece a muchas culturas diferentes desde tiempos muy antiguos", explicó la curadora italiana antes de dialogar en el auditorio de arteBA con Alejandra Aguado sobre cómo cambia nuestra experiencia del arte cuando se lo exhibe en espacios no convencionales. "La rayuela es una muy buena metáfora de cómo la audiencia va a poder experimentar la ciudad, saltando de un barrio al otro. A diferencia de cuando va a un museo, donde hay una narrativa impuesta".

-Es algo que no podés hacer en el High Line, porque es lineal.

-Exactamente. El High Line es un ambiente muy limitado, aunque es al aire libre y vienen ocho millones de personas por año. Pero a diferencia de un museo, donde entrás y sabés que vas a ver arte, en el High Line no necesariamente sabés que es arte. Venís por la naturaleza, por las vistas, y cuando ves arte, usualmente te detenés y tenés un encuentro que puede ser inspirador, molesto o dejarte indiferente.

-En los últimos años hubo un boom de performances. ¿Eso cambió la relación del público con el arte?

-Creo que sí. En el High Line hacemos performances y esa es la parte más gratificante, porque no tenemos un escenario y una audiencia, sino que es más fluido. Veo cómo la gente reacciona, es muy refrescante. Cuando ven por ejemplo una performance de Marina Abramovic en un museo hay más distancia, porque saben que es una performance. No quieren participar, es intimidante, hay un poco de miedo. En el High Line, como es un espacio muy público, participan.

-¿Querés que pase eso en Buenos Aires?

-Para mí la ciudad es una tela asombrosa para trabajar. Encontré...

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